Que los árboles no te impidan ver el bosque. Así reza un conocido refrán español que, posiblemente, se adapta a la perfección a la realidad vivida este jueves por el Real Betis en su triunfo ante el Celje (2-1). El conjunto entrenado por Manuel Pellegrini consiguió vencer en el último suspiro ante un rival muy inferior y aunque el tanto de Juanmi desató una enorme alegría, el equipo se marchó entre pitos de una afición muy enfadada por la imagen mostrada.
Los pitos, aunque tímidos, empezaron a llegar en la primera mitad. Con la necesidad y la urgencia de vencer, sumado al nivel del rival, el público del Benito Villamarín no entendía en demasía lo que estaba ocurriendo sobre el césped, donde se veía a un equipo jugando, presionando y combinando a un ritmo lentísimo y que, cada vez que llegaba al área contraria, acababa desperdiciando las jugadas.
Siguieron presentes los pitos, siempre tímidos, al descanso e incluso en la sustitución de Bakambu, y aunque el gol accidentado de Natan parecía que podía arreglar la situación, el empate de Nieto acabó por desesperar a la afición.
Fueron muchos, un buen número, aficionados que se marcharon del estadio antes del tanto de Juanmi, tras ver el descuento y las ocasiones que el Celje acumulaba, y los que guardaban su sitio no dudaban, perdiendo la timidez, en seguir pitando.
Fue posiblemente, y casi únicamente, cuando Juanmi agarró el balón en busca de la portería contraria cuando el público cambió los pitos por el silencio, un silencio tenso que acabó en explosión de alegría tras el tanto.
Abrazos, saltos y puños al aire que duraron poco, ya que justo tras el final de la cita, los todavía allí presentes dedicaron una sonora pitada al equipo.
Manuel Pellegrini admitió tras el encuentro que él tampoco estaba nada satisfecho y que aunque le gustase, no puede exigir nada a la afición. "Nos gustaría que nos apoyasen aún más en los malos momentos, pero claro que comprendo su enfado", decía ante los micrófonos de Movistar Liga de Campeones.