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El orgullo de Cristiano

Luis Villarejo

Madrid, 10 jul .- Lo hizo oficial. Cristiano Ronaldo se despidió dando gracias a todo el mundo. Desde el presidente a todos los empleados del club. No podía ser menos. El Real Madrid le abrió con generosidad la puerta a cambio de 105 millones de euros. Con el bañador puesto desde el Peloponeso, en Grecia, ya de vacaciones.

Se va del Real Madrid por orgullo. No soporta ganar menos dinero que Leo Messi en el FC Barcelona. Y el Real Madrid, con buen criterio, no puede abrir una brecha salarial y abismal en el vestuario. Es el libro de estilo del club. Y eso que el Real Madrid le ha ofrecido hasta 30 millones de euros netos anuales. Y le dijo adiós en su web con una nota cálida de despedida, con un final amable: 'El Real Madrid siempre será su casa'.

La decisión de Ronaldo es respetable, pero es muy difícil de entender. Cuando llegó al Real Madrid era un gran jugador, muy interesante. No era el mejor del mundo todavía. Es el traspaso del Manchester United al Madrid el que le multiplica automáticamente el valor de mercado.

El ruido de la operación cruza continentes. ¿Por qué?. Cuando se cruzan los intereses latinos y los anglosajones, la caja de resonancia es una bomba de relojería. El fichaje reverbera en el mundo entero -Europa, América, Asia, Africa y Oceanía- y los contratos de publicidad bajan con fluidez como en esos tobaganes de los parques acuáticos.

A partir de ahí, comienza el show. El Madrid le ofrece el mejor teatro, los mejores actores del mundo a su lado y un blindaje que le permite vivir sin sobresaltos en la ciudad.

Es evidente que su rendimiento ha sido excepcional. Costó 90 millones de euros, una fortuna en su momento, pero sus números y sus títulos certifican que su fichaje fue un acierto absoluto. Su capacidad de superación, su resiliencia, han sido decisivos para poder mirar a los ojos a Leo Messi, a quien ha quitado 4 Balones de Oro, con un mérito indiscutible.

Cristiano Ronaldo, con la marca Real Madrid en el pecho, ha obtenido un rédito descomunal a su imagen. Es sin duda, desde Alfredo di Stéfano el futbolista que más títulos ha dado al club. Di Stéfano, un buen día, acabó mal su relación con su presidente, Santiago Bernabéu. Era un Di Stéfano crepuscular, mayor, que se fue al RCD Espanyol a jugar con su amigo, Ladislao Kubala, que era el entrenador. Don Alfredo peleó dos años por estar en la mitad de la tabla.

Cristiano, por su condición de atleta privilegiado, debería dar más fútbol al Juventus. Tiene 33 años, pero él mismo presume de una edad biológica de 23. Jugar en este Real Madrid poderoso, de vértigo, invencible estos años en Europa, lo echará de menos. Han sido muchos los pulsos que ha echado a los ejecutivos del Real Madrid. No siempre se puede ganar. El club, siempre, por encima de todo. Es la acertada hoja de ruta del Real Madrid, donde ya incluso algunos de sus compañeros estaban comenzando a estar cansados de tanto sainete.

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