El Real Madrid encajó ante la Real Sociedad su sexta derrota liguera de la temporada, un desplome para el que no encuentra solución, con un nuevo error individual que hizo ir a remolque a un equipo sin confianza, que clamó en contra del árbitro y el VAR, con Vinicius como la mayor esperanza a la que agarrarse.
Las claves de la derrota ante la Real Sociedad y el desplome madridista en Liga son:
En esta ocasión fue Casemiro el que midió mal y provocó que el Real Madrid se viese de nuevo obligado a remontar. No se cumplía el primer minuto de juego y de nuevo a espaldas de Marcelo llegaban los problemas. La cobertura de su compatriota brasileño llegó sin medida. Atropelló al rival en una zona de poco peligro, en un claro penalti que fue una losa para un grupo de jugadores alejados de su mejor nivel y faltos de confianza. De golpe reaparecieron todos los males de la etapa de Julen Lopetegui, incluido el factor fortuna de espaldas estrellándose en la madera y en rivales en claras ocasiones de gol perdonadas.
Defendió Solari la pelea y el carácter de sus jugadores cuando le vinieron mal dadas, pero la realidad es que no había ni media entrada en el estadio Santiago Bernabéu en los minutos finales. Esos en los que hace poco se producían 'milagros', goles salvadores, remontadas peleadas con sudor hasta el último segundo de cada partido. El actual Real Madrid acaba bajando los brazos cuando no le salen las cosas, se aleja de los valores históricos del club que han dado forma a su leyenda. Transmite resignación en una competición, la Liga, que vuelve a convertir en un imposible en enero.
Es el único futbolista que transmite ilusión en un presente de dudas. El Real Madrid en manos de un chico de 18 años que es puro descaro y calidad. A Vinicius le da igual la situación por la que atraviese el equipo. Él lo va a intentar siempre. Es eléctrico, habilidoso, descarado. Se fue siempre de rivales y, sobre todo, siempre que recibió el balón lo intentó para enamorar al madridismo con su mejor partido. Solo le faltó el gol, la puntería en los últimos metros que no tuvo un equipo sin pegada que, sumada al reencuentro con el desequilibrio defensivo, provoca que cada partido sea una moneda al aire. La expulsión de Lucas Vázquez terminó de provocar que saliese cruz.
Si el partido se torcía para el Real Madrid, Solari disponía de un banquillo con tres defensas y tres centrocampistas, ningún jugador ofensivo con velocidad. Había quemado todas sus armas de inicio, con su apuesta por Vinicius por delante de Isco. No habría revulsivo desde el banco y así ocurrió, agravada la situación además por la expulsión de Lucas. Sin los lesionados Gareth Bale, Marco Asensio y Mariano, solo pudo recurrir a Isco y Ceballos, centrocampistas de un fútbol distinto al que demandaba el equipo. Su último cambio, Reguilón por Marcelo, fue el remate. No había un solo delantero canterano en el banquillo al que recurrir. Un error en la planificación de un partido que se puede torcer, como así ocurrió.
El Santiago Bernabéu solo se encendió por las acciones de Vinicius y por la actuación del colegiado andaluz Munuera Montero. Especialmente en dos jugadas en las que todos los jugadores del Real Madrid pidieron penalti. El primero en un contacto de Illarramendi con Sergio Ramos cuando éste se disponía a rematar un saque de esquina. El segundo, el mano a mano de Vinicius con Rulli que ha provocado un examen al VAR. No se corrigió la primera decisión del colegiado ante la incomprensión de los protagonistas, que acabaron indignados con las decisiones arbitrales.