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Un clásico con resaca

Barcelona Lassa y Real Madrid vuelven a verse las caras, doce días después, en el Palau y en competición europea, de la final de la Copa del Rey, en un clásico con resaca en el que también se retirará la camiseta de Juan Carlos Navarro.

Con el runrún de las últimas jugadas de la final todavía pululando por las cabezas de jugadores, árbitros y aficionados llega un nuevo enfrentamiento entre los dos grandes del baloncesto español, versión europea.

Las circunstancias del nuevo choque son completamente distintas porque no hay un título de por medio, pero sí logros importantes para los dos equipos.

El Madrid ya está clasificado para los playoffs y busca plaza entre los cuatro primeros para tener ventaja de campo. Tiene margen para conseguirlo. El Barcelona tiene los cruces cerca y también aspira a la ventaja de campo, aunque para esta segunda meta necesita ganar y más en su campo.

La resaca de la Copa también tendrá su importancia por la mayor o menor ansiedad de los jugadores madridistas y azulgranas por ganar y resarcirse o referendar el último partido.

Trey Thompkins seguirá siendo baja en el Madrid, según confirmó su entrenador, Pablo Laso, y tampoco viajará Ongjen Kuzmic. Laso hará dos descartes horas antes de comenzar el partido, con Melwin Pantzar y Santiago Yusta con muchas papeletas, toda vez que Rudy Fernández parece totalmente recuperado de la inflamación del tendón de Aquiles que sufría.

El Barcelona lleva tres años sin ganar al Madrid en la Euroliga, exactamente desde el 17 de marzo de 2016, pero estas estadísticas carecen de cualquier influencia cuando el balón es lanzado al aire, y menos en un clásico, y menos aún después de la final de Copa del Rey.

"Cada año los equipos cambian y también las circunstancias", comentó Laso, que se refirió a las dos últimas victorias madridistas europeas en el Palau justificándolas con "dos partidos muy buenos".

La defensa azulgrana ha sido la base de la mejoría azulgrana en la competición y de que esté en disposición de luchar por la cuarta plaza, que daría derecho a la ventaja de campo en los cruces de cuartos de final; de hecho está dejando a sus rivales en una media de 71.4 puntos anotados.

El Madrid por su parte anotó más de cien puntos en sus dos últimas victorias europeas en el Palau y se siente más cómodo cuando la anotación es alta y fluye su juego de contraataque y transición.

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