José Antonio Pascual
Madrid, 11 mar .- "Puede ser un hasta luego porque el Real Madrid me lo ha dado todo. Estaré cerca toda la vida", aseguró Zinedine Zidane hace 285 días, cuando inesperadamente anunció que dejaba del Real Madrid. Nadie o casi nadie esperaba que esta despedida tuviera un retorno tan próximo.
Dejó el equipo en pleno éxito, tras hacer historia y guiar al cuadro blanco a la gloria con su tercera Liga de Campeones consecutiva, consciente de que iba a ser poco menos que imposible mantener esa tónica.
"Hay que saber cuándo parar. Lo hago por el bien del equipo y del Real Madrid". "Conmigo hubiese sido complicado ganar el año que viene, lo hemos visto en Liga o en Copa del Rey". Palabras premonitorias sin duda. Ni Julen Lopetegui, su relevo, ni Santiago Solari, el recurso al que el club se encomendó para encontrar un 'nuevo Zizou' pudieron enderezar, por unos motivos o por otros, la nave blanca.
Ahora el club que preside Florentino Pérez recurre a la mano de seda del entrenador marsellés, que en este tiempo ha podido disfrutar, junto a su mujer, de volver a ver a sus hijos, a los pequeños en la cantera blanca, a Luca en el Castilla y al mayor, Enzo, en el Rayo Majadahonda.
Ni un año ha tenido de descanso 'Zizou'. El anterior técnico que protagonizó dos etapas en el banquillo madridista fue el italiano Fabio Capello, aunque en su caso el regreso fue diez años después. Logró dos Ligas.
Zidane, con su eterna sonrisa, ya fue el recurso al que acudió el Real Madrid ante la mala situación deportiva del equipo con Rafa Benítez. Dirigía, como Solari, al primer filial. La apuesta no pudo salirle mejor a Florentino Pérez.
En su primera etapa como técnico madridista el francés conquistó nueve títulos de 13 posibles tras reemplazar a Benítez en enero de 2016. A las tres 'Champions' les sumó una Liga (2016/17), dos Supercopas de Europa (2016 y 2017), dos Mundiales de Clubes (2016 y 2017) y una Supercopa de España (2017). En el palmarés solo es superado por Miguel Muñoz, con catorce trofeos.
Estuvo dos años y medio en los que acabó por formar un conjunto de leyenda al menos en cuanto a los tres títulos continentales seguidos, algo que nadie había conseguido en la etapa de la Liga de Campeones y que no se lograba desde el Ajax de Johan Cruyff y el Bayern Múnich de Franz Beckenbauer.
Su método caló tanto en el vestuario que el equipo resurgió y se elevó a cotas históricas. Su relación con los medios informativos estuvo siempre marcada por la educación, por su serenidad, por la simpatía y por una sonrisa en todas las comparecencias para calmar cualquier situación. Por compleja que fuera.
Sin obviar lógicamente esas tres 'Champions' seguidas, Zidane siempre destacó por encima de todos los títulos la Liga conseguida. El historial madridista reciente en el torneo, muestra un Real Madrid incapaz de mantenerse regular en una competición tan larga. El francés siempre le dio gran valor, la conquistó explotando su la 'unidad b' de su plantilla y le dolió quedar descartado demasiado pronto en su última participación, como le ocurrió así mismo en la Copa del Rey, al sucumbir ante el Leganés.
Se marchó en la cresta de la ola. Su salida, acompañada por la de Cristiano Ronaldo, fue un terremoto del que no se ha recuperado, a la vista de los resultados, el equipo. Su vuelta es una nueva llamada a la esperanza de encontrar de nuevo el rumbo perdido.
Nacido en el populoso barrio marsellés de La Castellane el 23 de junio de 1972, 'Zizou', abre de nuevo el libro de la 'casa blanca'. Comienza su tercera etapa. La primera empezó el 10 de julio de 2001, cuando Florentino Pérez le convenció para que cumpliera un sueño de todo jugador y pasara del Juventus al Real Madrid, en el que permaneció cinco campañas como futbolista.
Ganó una Liga de Campeones en 2002 como gran protagonista, con uno de los mejores goles de la historia, una Liga, dos Supercopas de España y una de Europa y un Mundial de Clubes, y además encandiló con su fútbol mágico dentro del llamado equipo de los 'galácticos'.
Antes habían quedado atrás sus inicios en el Cannes, su periplo en el Girondins de Burdeos (1992-1996) y su irrupción en el Juventus (1996-2011), con el que ganó dos ligas, una Supercopa italiana, entre otros títulos, pero le faltó la Champions, la que perdió precisamente ante el Real Madrid en Amsterdam en 1998.
En su extenso y exitoso palmarés como jugador brilla con luz propia el título mundial obtenido en París ese mismo 1998, también con él como gran abanderado y líder de aquella selección que derrotó en la final a Brasil con un doblete suyo, así como la Eurocopa 2000.
La cruz la sufrió en Alemania 2006, cuando Italia le arrebató la gloria y además fue expulsado por propinar un cabezazo a Marco Materazzi. Era una despedida triste después de un gran Mundial y de que el 7 de mayo de ese año hubiera jugado su último partido en el Bernabéu frente al Villarreal, partido en el que marcó su último gol de blanco.
Se convirtió posteriormente en asesor del presidente y los banquillos no parecían cerca. Comenzó a sentir el 'gusanillo' ayudando a su hermano al frente del equipo de su barrio Le Castellaine en un torneo de categorías inferiores disputado en Hortaleza.
En junio de 2013 fue nombrado ayudante de Carlo Ancelotti en la primera plantilla del Real Madrid, donde comenzó a saborear éxitos en los banquillos, principalmente la Liga de Campeones de 2014 ante el Atlético de Madrid en Lisboa.
En junio de 2014 se convirtió en el técnico del Castilla, el primer filial, del que dio el salto para una etapa histórica como dueño del banquillo que cerró con la Decimotercera en Kiev. Ahora, más pronto de lo deseado, cambia el 'hasta luego' por el 'hola'.