En el Real Madrid existe una gran preocupación con Casemiro. Y no por su rendimiento, que está siendo fantástico, siendo el jugador más regular. Pero, como se vio ante el Valencia el pasado fin de semana, su ausencia se nota en exceso. Cuando no está, no hay ningún jugador que pueda cumplir con su función y hacer su trabajo con la solvencia que él lo hace.
Y eso es un problema de los grandes. Porque la temporada es muy larga, y las rotaciones son necesarias. Y tarde o temprano, llegan las lesiones, las sanciones, las molestias… algo para lo que no están preparados. Florentino Pérez sabe que en el mercado invernal debe de contratar a algún pivote defensivo y de manera urgente. Y ya tendría un nombre sobre la mesa.
Se trata de Eduardo Camavinga, al que se le viene haciendo un seguimiento intensivo desde agosto. Su enorme actuación ante el Paris Saint-Germain le hizo acaparar portadas, y ha seguido al mismo nivel. Sorprende ver a un jugador de tan solo 17 años con semejante madurez, temple y compostura. Parece que sea mucho más veterano, y tiene unas cualidades extraordinarias.
Resistencia, fuerza, despliegue físico, recorrido, inteligencia, madurez…
Físicamente, es un portento de la naturaleza, y técnicamente también es muy completo. En Francia ya le comparan con N’Golo Kanté, y, tras haber obtenido la nacionalidad gala, esperan que debute con la absoluta. Didier Deschamps le ha abierto las puertas y, si sigue así, incluso puede estar en la Eurocopa.
No cabe duda de que es un fuera de serie.
Obviamente, en el Stade Rennais asumen que pronto lo perderán. Ya les pasó lo mismo con Ousmane Dembélé o Ismaila Sarr. Lo único que pueden hacer es ponerle precio, y ya lo tiene: 60 millones de euros.
Una cantidad importante y elevada, pero no inasumible para sus pretendientes. Y más, si regala detalles como el gol del pasado fin de semana ante el Olympique de Lyon.
El Madrid prepara la billetera.