Gareth Bale tuvo ante el Unionistas uno de esos partidos que los aficionados al Real Madrid no saben cómo catalogar. El delantero galés se mostró apático en el terreno de juego, pero abrió la lata sin apenas esfuerzo para los hombres de Zinedine Zidane, se marchó lesionado, serio y sin celebrar el gol.
El delantero de Cardiff dejó la sensación que había habido algo que no le había gustado antes del partido y que quiso dejarlo ver durante el mismo estando muy alejado del juego y fuera del encuentro en lo emocional, donde no hubo ni media mueca de alegría al marcar, algo que le reprochó Casemiro.
Sin embargo, a priori Bale tenía buenas noticias. Y es que Zidane al inicio de semana le pidió que decidiera si quería seguir en el equipo lo que resta de temporada o le buscaban equipo, algo que podía acabar con una cesión a un Tottenham de José Mourinho que no para de hacer guiño al galés. Pero parece que Bale le dio el 'sí' al Real Madrid.
Todavía no se sabe el alcance de su lesión de tobillo, aunque no parece que vaya a ser demasiado. Zidane espera que comience a mejorar sus números de esta temporada donde apenas lleva dos tantos en liga y no se ha estrenado en la Champions League, algo que preocupa al técnico galo, ya que es uno de sus hombres con más gol y está dejando muy solo a Karim Benzema en esa faceta.