Un pase mágico de Denis Suárez para el gol de Santi Mina a cuatro minutos del final tiró por tierra la remontada del Real Madrid, de nuevo con la fragilidad defensiva que le costó la eliminación de la Copa del Rey, y dio un punto de oxígeno (2-2) a un Celta que sale del descenso.
Entendió Zinedine Zidane que el escenario era el adecuado para el regreso de Eden Hazard. La realidad es que a estas alturas de temporada, cuando un equipo se juega tanto como el Celta, no hay partido asequible. Defensa de cinco rocosa, de esas que habitualmente se le atragantan al Real Madrid si el partido no va rodado, un gol tempranero y otro final que cambiaron de golpe el guión.
La seguridad defensiva que marca el caminar liguero madridista saltó por los aires a los siete minutos. Defensa escalonada y sin tensión. Ramos salió a por Aspas, que inventó un pase preciso. Varane, lento ante Smolov, que demostró que es matador. Definición ajustada a un palo y sorpresa en un Bernabéu que recordó de golpe el duelo copero ante la Real Sociedad.
Menos valiente fue el Celta en su propuesta inicial. Ver a Aspas sacrificado tapando las subidas de Carvajal fue un sacrilegio. Pero no sufrió en el primer acto y se pudo ir al descanso con dos goles de ventaja si Courtois no hubiese volado a un testarazo de Aidoo, picado y con velocidad tras besar el césped, en una parada repleta de reflejos. Otro fallo de concentración en un saque de esquina que pudo pasar factura al equipo blanco.
El Real Madrid se lanzó atropellado a por la remontada, le puso voluntad, pero no probó a Rubén Blanco en toda la primera parte. El guiño de Zidane a Marcelo esperando que sacase su cara ofensiva con menos exigencia defensiva por el rival, dejó subidas del brasileño y ansiedad en los dos balones que enganchó para rematar de zurda desviado.
Nunca había lanzado tantos centros al área el equipo de Zidane en una parte y aún menos tan improductivos. Cuando entraba por el centro se estrellaba con un muro. Hazard no está para desafíos en el uno contra uno, pero pidió siempre el balón y lanzó paredes. Así encontró a Bale, que no vio puerta en la ocasión más clara. Y el recurso del disparo lejano lo probaron Casemiro y el galés.
El Celta se encerró con su botín esperando enganchar alguna contra peligrosa. Encontraba sentido cuando el balón le caía a Aspas y se asociaba con Rafinha, pero el esférico le quemaba. La falta de acierto madridista en los últimos metros le permitió irse mandando al descanso y con el sentimiento de merecer más si no es por Courtois.
Pero en el Bernabéu 90 minutos son muy largos y quedaba la segunda parte. El Real Madrid, a su ímpetu, añadió velocidad en su posesión tras el descanso y no tardó en avisar de lo que estaba por llegar cuando Ramos marcó el empate, pero el colegiado lo anuló por posición antirreglamentaria.
El pase lo había puesto Bale, de nuevo rehabilitado por Zidane, que quiere tener a todos enchufados para el gran duelo europeo ante el Manchester City. A la remontada le sopló el viento a favor cuando los madridistas encontraron rápido el premio del gol. Marcelo, que fue más extremo que lateral, apuró la línea de fondo y su pase atrás encontró la llegada de Kroos, que colocó un disparo ajustado a un palo.
No había noticias del Celta. Sus once jugadores encerrados en su terreno intentando aguantar el vendaval blanco. Kroos buscaba el doblete, Valverde chutaba blando y Hazard provocaba el penalti que volteaba el partido. El pase al espacio de Bale lo aprovechó para correr hasta provocar el contacto con la salida tardía de Rubén Blanco, que lo derribó. A Ramos no le tembló el pulso.
Vio todo perdido Óscar García y agitó a su equipo. Fue valiente y encontró el premio cuando nadie lo esperaba. Metió a Denis Suárez y Santi Mina, los dos jugadores que crearon el tanto del empate. A cuatro minutos del final. Con la magia en el pase entre líneas del primero y el disparo seco cruzado del segundo.
El Real Madrid tocó a rebato en un Bernabéu que hace tiempo no saborea uno de esos triunfos en los últimos segundos. Y lo tuvo Benzema en dos acciones. La primera matando el balón con el pecho y chutando a las nubes. La última, con un zurdazo que sacó Rubén para dar un punto de vida al Celta que frena al líder y alimenta sus dudas defensivas con el City en el horizonte.