Dos errores de Raphael Varane el día que debía ser el líder defensivo sin Sergio Ramos, el triunfo táctico de Pep Guardiola sobre Zinedine Zidane, un Real Madrid con poca llegada y la arriesgada decisión con Eden Hazard, fueron varias de las claves de la eliminación madridista en octavos de final de la Liga de Campeones por segundo año consecutivo.
Si la ida en el Santiago Bernabéu estuvo marcada por dos errores de Dani Carvajal, en la vuelta del Etihad Stadium le superó Raphael Varane el día que debía levantar la voz como jefe de la zaga. La importancia de Sergio Ramos es evidente cuando está en el campo y quedó aún más clara cuando no está. Hace mejores a sus compañeros. Sin él todo es más complicado.
Varane firmó su noche más negra con una duda, con exceso de confianza, en salida de balón que regaló el primer gol y una mala cesión de cabeza que sentenció la eliminatoria cuando el Real Madrid se había levantado. Militao tampoco brilló y el conjunto madridista, por segundo año consecutivo, volvió a caer en octavos de final con su capitán en la grada. En duelos que se deciden por pequeños detalles, los errores fueron de bulto.
El plan de Guardiola para el partido le salió a la perfección para anular las virtudes madridistas. Demostró su riqueza táctica, la capacidad de hacer mutar a un equipo en función del momento. Si en el Bernabéu apostó por bloque bajo para evitar las carreras al espacio que explota bien el Real Madrid y jugó en largo buscando a puntas que caían en banda, en el Etihad Stadium la puesta en escena fue opuesta.
Presión alta para asfixiar la salida de balón del rival, línea adelantada para impedir entrar en juego a los centrocampistas y provocar errores continuos en los momentos de posesión blanca. Un City más cómodo con la presión que desde la posesión. Zinedine Zidane no encontró respuestas en su pizarra, ni soluciones a tapar los espacios a espalda de Casemiro. Intentó dar mayor fluidez a la salida retrasando la posición de Modric y verticalidad con Rodrygo. No fue suficiente.
Apenas cuatro disparos a puerta el día que el Real Madrid necesitaba como mínimo dos goles para igualar la eliminatoria, fue un pobre balance que plasma la realidad de toda la temporada. Es un equipo con poco gol, sin numerosos recursos más allá del acierto de Karim Benzema, que volvió a levantar al Real Madrid cuando más lo necesitaba con un buen testarazo. En una segunda parte decepcionante cuando debía dar un paso adelante con el partido empatado, Zidane sorprendió con cambios tardíos y sin apostar por un jugador como Vinicius Junior que provoca el desequilibrio y la locura ofensiva cuando más la necesitaba. En el minuto 82 optó por Lucas Vázquez, Fede Valderde y Luka Jovic tras un año negro. El resultado no pudo ser más improductivo.
El día que el Real Madrid se jugaba la vida en la competición más prestigiosa a nivel de clubes, la presencia en el banquillo del que debía ser su líder, Eden Hazard, fue un mensaje que no quiso lanzar Zidane. Sin embargo, el día a día en entrenamientos le demostró que su estrella no estaba para un duelo de tan alta intensidad y acabó quedando demostrado en el terreno de juego.
Recibió galones pero confirmó que no está ni al cincuenta por ciento de sus capacidades para jugar, con el tobillo operado dejando dolor en cada acción y una gran bolsa de hielo en él nada más ser sustituido. El técnico francés debe encontrar además un espacio donde Eden explote mejor sus virtudes. No se le ve cómodo en banda izquierda, alejado de la imagen que le situó con el Chelsea entre los mejores del mundo. No encaró ni generó desequilibrio en el cierre de la peor temporada de su carrera.
La imagen del rey de Europa no estuvo a la altura en la edición 2019-20 de la Liga de Campeones. El inicio, goleado por el PSG en París (3-0), no invitaba al optimismo y el equipo de Zinedine Zidane estuvo siempre en el alambre tras ceder un empate ante el Brujas en el Santiago Bernabéu (2-2). Se tuvo que jugar la vida en Estambul ante el Galatasaray para evitar el sonrojo de caer a la Liga Europa y superado el examen con un triunfo por la mínima (0-1), se desató con la goleada del curso en su estadio al equipo turco (6-0), antes de volver a la realidad sin saber superar al PSG (2-2).
Como segundo de grupo le esperaba un cruce duro y el Real Madrid fue inferior en los dos partidos de octavos de final al Manchester City. Demostró que la Liga ganada con la actual plantilla tiene mucho mérito y que para vuelos mayores de 'Champions' no estaba. Segunda eliminación consecutiva en octavos diez años después y la sensación de que necesita retoques de importancia en la plantilla para volver a reinar.