Ni Benzema ni Sergio Ramos. Tampoco Casemiro ni Fede Valverde. Ni Jovic. Ni Militao. Ni Odriozola. Hasta siete bajas dejaban en cuadro a Zinedine Zidane para una de las citas más complicadas de la temporada. El galo encaraba el encuentro del Real Madrid ante el Villarreal, en una dinámica imparable, con ausencias más que importantes y con la derrota de Valencia aún planeando sobre su figura.
“Cada vez que jugamos no podemos fallar ni un minuto. Es la realidad. Ha sido siempre así. Es lo que es este club. No pasa nada. Nos preparamos y pensamos únicamente en el partido de mañana”. Esas fueron las palabras de Zidane en la previa del encuentro. Un duelo que muchos ya daban por perdido incluso antes de comenzar para ‘sentenciar’ a Zidane. Siempre cuestionado. Siempre en el ojo de todas las miradas. Contra todo pronóstico el conjunto blanco sobrevivió. Rescató un punto en un partido gris. Sin su capitán. Sin su '9'. Y sin dos de sus piezas fundamentales en el centro del campo.
Apostó por Mariano Díaz. El único ganador de la noche. El delantero, que está por detrás de Benzema y Luka Jovic, incluso por detrás de Mayoral, reapareció dando muestras de lo que es: un goleador que llama a la puerta del técnico galo. Sólo necesitó dos minutos. Toni Kroos abrió para Carvajal, regresaba de lesión, que mandó el balón al área para que, de plancha, Mariano pusiese el 0-1.
Un resultado que el Madrid consiguió aguantar hasta el 76'. De más a menos terminó cediendo espacio al Villarreal, que encontró el empate en las botas de Gerard Moreno desde el punto de penalti.
Y de esta forma, el Real Madrid consiguió 'salvar' una de las papeletas más complicadas en este inicio de temporada. No fue su mejor partido. Tampoco el peor, teniendo en cuenta las bajas que asolaban a Zidane en el encuentro.
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— Real Madrid C.F. (@realmadrid) November 21, 2020