No importa lo que digan cronistas ni estadísticas, pocos puntos serán para Thibaut Courtois. El meta belga del Real Madrid fue el mejor jugador, sin lugar a dudas, de su equipo este sábado ante el Real Valladolid: sus manos no son las de Iker Casillas, pero también tienen mucho de santo.
El Real Madrid consiguió llevarse los tres puntos este sábado de Pucela gracias al tanto de Casemiro, sí, pero también, en gran parte, gracias a un Courtois que estuvo excelso. No importa la puntuación que le concedan en los juegos mánager, todo será poco para puntuar a este hombre.
No estaba Karim Benzema, tampoco estaba Sergio Ramos, y lo dinámico de Luka Modric parecía insuficiente para conseguir la victoria. Las cosas no salían como se esperaba, pero siempre aparecía Courtois.
Tras una primera mitad de dominio blanco, el meta madridista se sacó una doble parada increíble para salvar a su equipo, para mantener la portería a cero y permitir que el esfuerzo blanco no fuese en vano.
La segunda mitad tampoco cambió el papel: el Real Valladolid sobrevivía y el tirazo de Orellana, con todo a favor, se encontraba con los guantes del hombre de siempre, de las manos del nuevo santo de Chamartín.
Cuando el ataque no aporta demasiado -como sucedió esta jornada-, Casemiro aparece en el área contraria, pero en la propia, y ha empezado a ser una costumbre, siempre está Courtois.
No importa la puntuación que reciba, si es un 2, un 6 o un 10. Da igual, después de la exhibición realizada cualquiera será poca para un hombre que se merece muchos más halagos de los que recibe últimamente.
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— Real Madrid C.F. (@realmadrid) February 20, 2021