El 14 de diciembre de 1947, hace exactamente 75 años, el Real Madrid puso la primera piedra para iniciar un crecimiento definitivo con el que se convirtió en un icono mundial del planeta fútbol: inauguró el estadio nuevo Chamartín, que desde 1955 pasaría a llamarse Santiago Bernabéu, con un amistoso ante el Os Belenenses portugués que pasó a la historia.
El impulso del Real Madrid no tendría explicación sin la visión de su presidente Santiago Bernabéu, que en sus primeros años en el cargo tomó varias decisiones clave para el desarrollo del que fue nombrado por la FIFA Mejor Club del Siglo XX. Muchos recuerdan como la llave del salto adelante del club blanco el fichaje de Alfredo Di Stéfano en 1953, pero la construcción de un estadio que ahora está a punto de finalizar otra renovación, fue importantísima.
La visión de Bernabéu era clara: tener una gran fuente de ingresos procedente del escenario de los partidos de fútbol. Y lo consiguió, porque hasta 1947, el Real Madrid jugaba en el estadio de Chamartín, que tenía una capacidad para 15.000 espectadores. Con el nuevo Chamartín, pasó a tener una entrada máxima de 75.145 espectadores. De ellos, 27.645 podían estar sentados (7.125 cubiertos) y 47.500 de pie (2.000 bajo techo).
Después de quintuplicar el número de asistentes posibles, el feudo del Real Madrid pasó a ser un referente en Europa. Y, para financiar su construcción, Bernabéu recurrió a emitir obligaciones por 30 millones de pesetas para poder acometer las obras. En apenas 24 horas, fueron cubiertas, en su mayoría, por los propios socios del Real Madrid.
La construcción del Bernabéu comenzó un 28 de octubre de 1944. La empresa adjudicataria fue Huarte y Cía S.L y los arquitectos elegidos fueron Luis Alemany Soler y Manuel Muñoz Monasterio, que ganaron a otra propuesta presentada por Joaquín Vaquero y Eduardo Baselga. El lugar elegido, unos terrenos pegados al viejo Chamartín en el Paseo de la Castellana en las afueras de Madrid. Después, el crecimiento de la ciudad dejaría al estadio madridista en una situación privilegiada en el centro de la capital.
Mientras duraron las obras, durante tres años, el Real Madrid jugó sus partidos en el estadio del Atlético de Madrid, el Metropolitano. Y en la temporada en la que inauguró el nuevo Chamartín, la 1947/48, sufrió de lo lindo para mantener la categoría. De hecho, el conjunto rojiblanco echó una mano al equipo que ese curso tenía en el banquillo a Jacinto Quincoces, sustituido el 28 de enero de 1948 por el británico Michael Keeping.
Con el agua al cuello por la cercanía del descenso, el Real Madrid pidió auxilio al Atlético, que en la última jornada echó un cable a sus vecinos con una victoria holgada a domicilio en Gijón (2-7) ante un rival directo. Salvado el cuadro blanco, pudo continuar con su crecimiento sin dar pasos hacia atrás.
Pero antes de ese sobresalto, Bernabéu, en mitad de una campaña deportivamente errática, inauguró su gran proyecto con el amistoso que disputaron el Real Madrid y el Os Belenenses y que atrajo a cerca de 30.000 espectadores que ocuparon la mitad de la capacidad del nuevo estadio madridista.
Al encuentro acudieron algunas autoridades relevantes: Armando Muñoz Calero, presidente de la Federación Española de Fútbol, y Ricardo Cabot, secretario de la misma organización; Guillermo Eizaguirre, seleccionador de España; la directiva del Atlético de Madrid y su presidente Cesáreo Galíndez y el mismo Santiago Bernabéu junto a sus directivos.
El orden de los actos previos al partido, según narra la prensa de la época, fueron los siguientes: cuando salió el Os Belenenses al terreno de juego, recibió una sonora ovación antes de escuchar el himno de Portugal. Después, más de lo mismo con los jugadores del Real Madrid, pero con el himno de España.
Luego, Santiago Bernabéu bajó al césped y, en presencia de los dos equipos alineados, recibió un álbum con las firmas de todos los socios del Real Madrid ofrecido por el socio número uno y expresidente del club blanco Pedro Parajes.
El árbitro elegido para el encuentro fue el internacional Pedro Escartín y el Real Madrid formó con Calleja; Clemente, Corona; Pont, Ipiña, Huete; Alsúa, Alonso, Barinaga, Molowny y Vidal. En el Os Belenenses, jugaron Serio; Casco, Feliciano; Amaro, Figuerreido, Serafín; Rocha, Quaresma, Texeira da Silva, Duarte y Narciso.
El encuentro terminó 3-1 a favor del Real Madrid y el primer gol en la historia del estadio Santiago Bernabéu lo marcó Sabino Barinaga en la primera parte con un cabezazo espectacular de plancha a centro de Pablo Antonio Vidal desde la banda izquierda.
El Os Belenenses se revolvió con el 1-0 en contra y Teixeira da Silva empató para convertirse en el primer rival en celebrar un tanto en el nuevo estadio de Chamartín. Sin embargo, en la segunda parte, apareció Jesús Alonso para firmar un doblete que acabó con la resistencia del conjunto portugués.
Después del duelo, en declaraciones a Alfil, nombre que EFE destinaba a sus informaciones deportivas, Santiago Bernabéu se mostró feliz tras el estreno de su campo de fútbol: "Entusiasmado por la inauguración del gran estadio y por la victoria de mis muchachos. Agradecido al público madrileño por los aplausos que me ha tributado y por la gran acogida que ha dispensado al equipo lisboeta".
La felicidad de Bernabéu estaba justificada. Construyó un estadio que dio un escenario grandioso a lo que vendría después. La llegada de Di Stéfano pocos años después devolvió al Real Madrid a la senda del triunfo. Para empezar, ganó la Liga en 1954, 21 años después de la última. Y, después, acumuló cinco Copas de Europa entre 1956 y 1960.
Décadas después de aquella idea de Bernabéu, el estadio blanco ha tenido tres remodelaciones (1982, 2001-2006 y 2019-2023) además de tres ampliaciones (1954, 1994, 2006 y 2010). Inmerso en su último proceso de transformación y modernización de la mano de Florentino Pérez, el Real Madrid celebra este miércoles un aniversario clave en su historia: el 15 de diciembre de 1947, en un partido ante el Os Belenenses, inició su grandeza.