No han sido unos días fáciles para Luka Modric después de la información surgida sobre las dudas de Florentino Pérez por su renovación. El Real Madrid tiene en pausa su ampliación de contrato a la espera de saber qué pasa con Bellingham y Kroos y el croata se reivindicó como mejor sabe: sobre el campo.
El Balón de Oro de 2018 fue suplente ante el Elche pero no quiso dejar pasar la oportunidad de poner su sello en el encuentro. Recibió una pelota dentro del área, se buscó el hueco y puso la pelota en la escuadra de Édgar Badía. Su celebración, con rabia, daba a entender el momento por el que pasa el balcánico.