El Nuevo Estadio Bernabéu es ya una realidad en el centro de Madrid. Un estadio a la vanguardia de Europa que ultima sus detalles finales para concluir una remodelación que se extiende desde el 2019. La nueva casa madridista contará con una cubierta retráctil, un terreno de juego mecanizado, un skywalk... Y, además, con dos parkings que han sembrado la polémica en la capital.
La compañía Real Madrid Estadio SL será la encargada de construir y gestionar estos dos aparcamientos gracias a la concesión de 20.000 metros cuadrados de vía pública para su explotación comercial por parte del Ayuntamiento. La zona, en concreto, será la parte Oeste del Estadio y llegará a alcanzar hasta los 70.840 metros cuadrados a lo largo de cuatro plantas. El primero de ellos se encontrará bajo el Paseo de la Castellana con 1.229 plazas y el segundo bajo la calle Padre Damián, con 617 aparcamientos. 1.846 nuevas plazas de aparcamiento para coches y autobuses que conectarán directamente a través de un túnel con el templo merengue.
Ese túnel es el centro de la gran polémica levantada. Los vecinos del entorno creen que estas nuevas obras atraerán cada vez a más turistas y aficionados masificando el entorno. Desde la entidad blanca, en cambio, reconocen que las modificaciones serán positivas para reducir el tráfico. El otro objeto de polémica es la gran plaza peatonal que hará de entrada al recinto. Durante la legislatura de Manuela Carmena al frente del Ayuntamiento de Madrid se firmó un acuerdo que designaba ese espacio como una "plaza pública"; sin embargo, la nueva concesión ha cambiado el acuerdo privatizando el espacio para la total explotación por parte de la empresa constructora.
La gran explanada situada sobre los aparcamientos estará destinada sobre todo a la promoción de la movilidad sostenible y como recinto para "albergar actividades culturales y encuentros festivos" según el consistorio de la capital. De ahí que el Ayuntamiento madrileño haga referencia a la nueva zona como Hub de Movilidad Sostenible. Esta gran plaza de unos 2.000 metros cuadrados y sobre ella se levantará una gran cornisa sin apoyos en el suelo que será la antesala perfecta de la entrada principal del estadio.
Se prevé que los ingresos alcancen hasta los 561 millones de euros de beneficios para la entidad encargada de gestionar este espacio durante las próximas cuatro décadas.