La vuelta de vacaciones deparó también un cambio en la cúpula directiva de la sociedad. Tras los primeros días, el preparador valenciano reconoció que "hemos tenido una serie de contactos, muy correctos en el trato, muy cordial todo". El deseo de Granero, coincidente con el del oviedismo es que el club recupere la paz social, eterno dilema de la entidad, "desde que ha llegado a Oviedo he escuchado que la pelota es lo que iba a marcar el devenir, pienso un poco al revés. El balón no da estabilidad, es la institución la que lo debe hacer, en función de eso se pueden conseguir los objetivos", donde no hay dudas es en que "si llega esa estabilidad hay muchos ingredientes para estar en la Liga de Fútbol Profesional".
Para alcanzar ese salto de categoría tan esperado, el Oviedo tiene una asignatura pendiente que resolver: "En casa debemos mejorar, es una imperiosa necesidad y una obligación". A juicio de Granero, las cosas están saliendo más o menos como había previsto porque "hace muchos meses que dije que fuera íbamos a responder, ahora en enero lo tengo más claro", por eso insiste en que "si mejoramos la estadística como locales estaremos arriba sin duda". Para conseguirlo el camino está claro: "El Burgos es el primer rival y sólo quiero la respuesta del día del Ferrol no está tan lejos".
Lo que no está tan claro para el entrenador azul es que el mes de enero, en el que los oviedistas afrontarán cinco partidos incluyendo los 45 minutos aplazados contra el Ferrol, vaya a marcar el futuro de forma determinante: "No es del todo así, parece que enero con tres partidos en casa se presta a hacer quinielas y cálculos, pero hay que afrontarlo cada domingo, no se pueden hacer cuentas en esta competición, no podemos pensar más allá del Burgos, el Ferrol nos puede marcar pero no podemos pensar en otra cosa".