Los últimos días alrededor del Oviedo han sido especialmente convulsos. La incertidumbre sobre el banquillo ha salpicado todo, pero Robles lo lleva con normalidad: “Mi responsabilidad es grande porque es el primer equipo del Oviedo pero no me puedo parar a pensar mucho en ello porque podría volverme loco, hay que verlo como un partido más y con tranquilidad”.
La decisión de Joaquín del Olmo de entregarle las riendas del primer equipo cogió por sorpresa a mucha gente. Quizás el primer sorprendido fue el propio protagonista, aunque explicó que no hubo misterios alrededor: “Te dicen que te ven capacitado para entrenar al primer equipo, que pienses en preparar el partido del domingo y hasta ahí voy a trabajar”. Pararse a pensar en el futuro no tiene mucho sentido: “Si luego los responsables toman decisiones hay que confiar en ellos. Todos debemos transmitir seguridad y confianza y a partir de ahí creceremos todos”.
Desde la llegada del Grupo Carso a la dirección directa del club han querido dejar claro que apostarían por la gente del fútbol base y ésta es la primera gran decisión: “Es bueno para mí y para el club, representa que los que estamos abajo, tanto entrenadores como jugadores, hay gente capaz y a partir de ahí a hacer una buena semana y trabajar todos juntos”.
El salto desde el primer juvenil al primer equipo parece grande, pero el técnico del Oviedo lo tiene claro: “Es entrenar, da igual hacerlo con juveniles que con el primer equipo. Son profesionales, están trabajando muy bien, confiando en sacar el partido de Avilés adelante”. Además, cuenta con la ayuda de la buena actitud del grupo: “Lo primero son buenas personas y luego grandes profesionales. Están siendo muy cercanos, me apoyan y confían en lo que estamos haciendo. Estoy muy seguro de ellos, que apoyen al equipo y a los jugadores a muerte que ellos van a dar el do de pecho”.
Al margen de que Avilés y Oviedo están empatados a puntos en la clasificación, el choque del domingo en el Suárez Puerta tiene más condicionantes, “el cambio de entrenador, jugar fuera de casa, todo lo que se forma alrededor hay que saber digerirlo, mostrar, tranquilidad, seguridad y confianza en lo que estamos haciendo y entrenando”. En ese sentido, Robles está tranquilo: “Estoy seguro que los jugadores van a sacar el partido adelante y lo demás no me preocupa”.
Robles no sólo ha sentido el apoyo de los más cercanos al equipo, también Carlos Granero se sumó a los que le desearon suerte “hablé con él esta semana, me mostró tranquilidad y confianza y además teníamos buena relación y le agradezco que siempre valorase el trabajo que estábamos haciendo en el juvenil”. La actitud del resto era más evidente: “Carmelo y Joaquín fueron los que decidieron ponerme, tienen contacto conmigo en los entrenamientos y también fuera porque están pendientes de mí”.
Si alguien piensa en que Robles dará un vuelco total al equipo se equivoca, “locuras las justas”, aclaró, “hay que hacerlo fácil y sencillo. Que los jugadores tengan una idea clara de lo que hay que hacer para ganar y a partir de ahí a jugar”.
El domingo no podrá estar sentado en el banquillo del Suárez Puerta, pero tampoco será un obstáculo insalvable: “Habrá comunicación directa del banquillo conmigo. Sanciones en un entrenador hay muchas, no puedo perder los papeles por estar sancionado. En este club sabemos que las cosas son difíciles pues ésta es una más a superar y no habrá ningún problema”.