-¿Fue una sorpresa la noticia de su despido?
En esta vida ya no me sorprende nada, era algo que estábamos hablando desde hace tiempo, de lo quemados que estábamos algunos. Los últimos 14 años quemaron mucho la imagen de las personas.
-¿Ha recibido muchas llamadas de apoyo en estos días?
Muchísimas. Sé que más del 90% de la gente me quiere pero hay otro porcentaje que por diversas circunstancias hacían que estuviese todos los días en las redes sociales, algo que no me gusta nada porque soy de la vieja guardia, y eso te acaba haciendo daño tanto personalmente como a mi entorno familiar.
-¿Le dolió la decisión del consejo?
No tengo ninguna queja del consejo, ni lo hice cuando acabé de futbolistas ni ahora que dejo de estar en el club. Creo que todo será positivo y recuperaré mi vida familiar.
-¿Cómo se plantea ahora el día a día?
Una vez que se solucionen todos los temas legales con el club tengo pensado trabajar, no sé hacer otra cosa. Pero que nadie que voy a ayudar al club, desde ahora al domingo hay que hacer cosas y quiero que los que vayan al fútbol el domingo no noten que falto, todos somos prescindibles pero hay que ayudar en todo lo que sea.
-¿Cómo recuerda su llegada al Oviedo?
Fue en 1975, me trajo Paolo Gonzalvo y me llevó a las oficinas en Marqués de Santa Cruz y me recibió el presidente José María Velasco y me dijo: “Viene usted avalado por un gran profesional, espero que esté aquí muchos años”; al final fueron 38 años.
-Empezó en el Vetusta y subió al primer equipo en la primera temporada del club en Segunda B…
Se formó un equipo con gente experta como Antuña, Vicente, Camuel, Javier, Ortuondo…Gente de cantera y dentro de ese engranaje se metieron jugadores de la cantera como José Carlos o yo, no desentonamos y conseguimos ascender a Segunda A.
-¿Le recuerda en algo aquella situación con la actual?
La ansiedad que tenemos desde hace 14 años debemos quitárnosla de encima de una puñetera vez. Creo que se están empezando a hacer las cosas bien. Me encanta ver a Robles en el banquillo, que Capelete juegue con el primer equipo, pero eso tiene que tener continuidad, es la única manera. Recuerdo la época de García Yagüe en la que en cada temporada se fichaban 14 ó 15 jugadores, una temporada sólo quedamos Viti y yo en el equipo, así no se hacen las cosas. Hay que tener paciencia, pero pedirle paciencia a la afición del Oviedo cuando lleva tantos teniéndola es complicado.
-¿El ascenso a Primera División de Mallorca es su mejor recuerdo?
Eso fue indescriptible. No se volverá a repetir nunca en la vida. Estábamos todos tan compenetraos que era increíble. El otro día recibí la llamada de Vicente Miera, que conmigo se portó mal y bien, mal porque en mi última temporada de jugador me puso poco y bien porque reconoció que era buena persona. Me dijo que había leído mis declaraciones y me felicitó. No puedo hacer otra cosa. Voy a seguir en Oviedo, cerca de la gente del fútbol y no quiero llevarme mal con nadie, ni siquiera con el reducto que me critica siempre.
-¿Se ha sentido poco respaldado por algunos dirigentes en los últimos años?
Posiblemente sí, pero no quiero hablar mucho de ello. En algunos momentos en la última década sí que eché en falta un poco más de apoyo para solventar cosas que no fueron correctas, prefiero olvidarlo y lo he hablado con ellos porque tengo buena relación con todos. Me costará olvidarlo porque es toda mi vida, pero creo que voy a ganar en calidad de vida.
-¿Es optimista con el futuro del club?
Por supuesto y pienso estar en la plaza del ayuntamiento, ya se lo dije al alcalde que estaría allí abajo animando y recordando viejos tiempos, pero lo primero será ir el domingo al Tartiere para animar al equipo y tratar de ganar el partido contra la Cultural.