Es la segunda vez en lo que va de temporada que el Real Oviedo no se echa a la boca una victoria en dos partidos consecutivos. Los empates ante Langreo y Real Murcia se asemejan a los logrados hace no demasiadas jornadas ante el Logroñés y el Racing de Ferrol.
La buena noticia es que estas tablas han servido para apuntalar aún más si cabe el liderato azul, pero también para constatar que los problemas defensivos de principio de temporada han pasado a la historia.
Con el empate sin goles logrado en la Nueva Condomina, el Real Oviedo suma ya cuatro partidos consecutivos sin encajar goles. Marino de Luanco, Lealtad, Langreo y Real Murcia han sido incapaces de perforar la meta de Esteban. Esa marca es idéntica a la lograda entre el final de la primera vuelta y el principio de la segunda, en la que Coruxo, Sporting B, Avilés y Burgos no pudieron marcar goles al Oviedo. Eso sí, aquella vez el equipo logró diez puntos, dos más que en esta ocasión. Así pues, tendrá el próximo fin de semana ante el Atlético Astorga la oportunidad de aumentar su marca a cinco choques seguidos sin recibir goles, la que sería la mejor de la temporada.
Pero hay más, y es que sólo ha recibido cinco goles en los trece partidos que lleva disputados en la segunda vuelta, lo que le sitúa como el segundo equipo menos goleado del Grupo I de la Segunda División B -y el quinto de toda la categoría- con 23 goles encajados en 32 partidos, sólo un gol por encima del Real Murcia.
La mejoría en la retaguardia es evidente, pero un repaso a los números nunca está de más. Los de Sergio Egea habían encajado a estas alturas en la primera vuelta el triple de goles que en la segunda. Entonces habían caído quince goles, una sangría defensiva por la que le costó sangre y sudor al Oviedo hacerse con un liderato que hace jornadas que no abandona.