Se avecina el final de una nueva temporada en Segunda división y con ello lo hacen los nervios de un partido decisivo, las alegrías de un gol que te da un ascenso, las desilusiones de estar un año más en la categoría de plata o los llantos por descender a los infiernos del fútbol amateur. Las cuentas y las cábalas comienzan a producirse y la afición carbayona no iba a ser menos. Lo cierto es que si el Real Oviedo iguala los números que realizó en las últimas ocho jornadas de la primera vuelta, el resultado sería demoledor.
A falta de ocho fechas para la conclusión de la 16-17 el sueño del ascenso sigue presente en la entidad oviedista. Ocupa la sexta plaza, a dos puntos del Tenerife, tercero en discordia, pero solo aventaja en uno al Huesca, séptimo en la tabla. La realidad dicta que, si los asturianos sacan los mismos resultados que en su final de primera mitad de campaña, se verían fuera de play off por segunda temporada consecutiva.
Los carbayones salieron goleados en Huesca, Alcorcón y Sevilla, derrotados en Zaragoza y contra el Córdoba en el Tartiere y victoriosos ante Levante, Nástic y Elche, todos ellos en el feudo oviedista. Sumando un total de nueve puntos de 24 posibles por los diez del Huesca y los 13 del Lugo en sus últimas ocho citas de la primera vuelta. El Getafe consiguió 17 puntos, el Tenerife 15 y el Cádiz de Cervera 16, quedando en esta hipotética clasificación tercero, cuarto y quinto respectivamente.
Esto daría pie a una situación rocambolesca, un triple empate a 69 puntos entre gallegos, asturianos y aragoneses, llevando la entidad del principado todas las de perder. Puesto que los de Luis César Sampedro se llevan el goalverage en caso de empate y los de Juan Antonio Anquela también, a no ser que se produzca este fin de semana una goleada estratosférica a favor de los azules, ya que vencieron los oscenses 4-0 en El Alcoraz.
Consecuentemente, Lugo y Huesca se repartirían la última plaza de play off (empataron a uno en la ida y no han jugado todavía la vuelta) dejando fuera de ella al Oviedo. Aunque todo esto no es más que una suposición, los números están ahí y deben servir para que los pupilos de Fernando Hierro no se confíen si quieren volver a la élite de nuestro fútbol 16 años después.