Juan Antonio Anquela no seguirá en la Sociedad Deportiva Huesca y su destino apunta al Carlos Tartiere para entrenar la próxima temporada al Real Oviedo. Después de varios intentos fallidos en la elección del entrenador, la idea del club ahora es encontrar un perfil experimentado y con mando a la hora de dirigir el vestuario y en Anquela se encuentran ambos requisitos.
Sobre todo en el aspecto de llevar el vestuario. Una de las señas de identidad del técnico andaluz es la gran intensidad con la que vive los partidos y el carácter que demuestra desde la banda, en ocasiones incluso con sus propios jugadores.
Y Anquela demostró ese carácter por ejemplo el pasado sábado sin ir más lejos. En el minuto 55 del partido del play off ante el Getafe, David López fue sustituido, algo que no gustó al jugador que se retiró haciendo gestos. A Anquela tampoco le pareció correcta la actitud de su jugador y se lo reprochó hasta encararse con él cabeza con cabeza.
Una reacción que el propio técnico explicó posteriormente en declaraciones a Movistar: "Los futbolistas se creen que pueden hablar y decir lo que quieran y no puede ser. Me ha recriminado y yo a él. Son cosas normales dentro de un equipo de fútbol. No he hablado con él, no hay que hablar nada. Él sabe lo que ha hecho. Parece que nosotros nos tenemos que callar siempre y no pasa nada y que el futbolista puede decir siempre lo que quiera. El respeto tiene que ser mutuo".
También se caracteriza por imprimirle intensidad a los entrenamientos, donde también ha tenido esta temporada algún capítulo con algún jugador, como con Vinicius, al que expulsó de una sesión en el mes de mayo. Tampoco le ha temblado el pulso a la hora de finalizar entrenamientos a la mitad, descontento con el trabajo de sus jugadores.