Conseguir reducir el número de goles encajados es una de las obsesiones de Anquela en este arranque de temporada. Después de arrancar la campaña y las semanas previas con el 4-3-3 como esquema, el técnico ya ha virado al dibujo de tres centrales y dos carrileros. Dibujo que la temporada pasada ayudó a frenar la sangría defensiva, pero que en esta, de momento, no está teniendo el efecto esperado.
El dibujo se estrenó ante el Albacete en el Carlos Tartiere. Los azules habían encajado once goles en los siete primeros partidos, y se llevaban dos partidos sin ganar. Los de Ramis llegaban invictos y la fórmula funcionó, ya que únicamente generó una ocasión clara el equipo manchego y fue a balón parado.
En el Wanda ante el Rayo Majadahonda, Anquela volvió al 4-3-3, para recuperar el sistema de tres centrales contra Osasuna, en lo que serían posiblemente los peores minutos de la temporada hasta la reacción con el 4-4-2. Contra el Nástic las sensaciones no fueron del todo negativas, pero los azules volvieron a encajar un gol en la primera llegada rival y a punto estuvieron de hacerlo en la segunda, con el disparo al poste tras la reanudación. El sistema no está funcionando a la hora de cerrar la portería, a la espera de que se vayan incorporando más piezas, como la de Carlos Hernández o la de Alanís.
Son 15 goles encajados en 11 partidos disputados, lo que deja una media de 1,36 tantos por partido, algo que lastra en la categoría. Los azules únicamente dejaron la portería a cero en dos partidos esta temporada, contra el Lugo y contra el Albacete. Únicamente los tres últimos equipos de la tabla, contra los que los azules ya jugaron, Extremadura, Nástic y Córdoba, encajan más que los carbayones. Numancia y Rayo Majadahonda tienen el mismo balance.