El Real Oviedo vuelve a sonreír y por segunda semana consecutiva. El cuadro carbayón regresa de Alcorcón con tres puntos de oro en el bolsillo, que le permiten respirar un poco con respecto a las posiciones de descenso y elevar la confianza de un vestuario que cada semana va a más.
La intensidad marcó los primeros 45 minutos. El Real Oviedo salió mordedor y se encontró muy pronto con el primer gol, prácticamente en la primera llegada al área. La diana subió al marcador con suspense. Sangalli cedió para que Borja Sánchez la empujara a la red, aunque el colegiado señaló fuera de juego. Sin embargo, tras comprobarlo en el VAR, terminó dando gol.
El cuadro de Rozada no bajó el ritmo y tras una genialidad de Ortuño llegó el segundo, obra de Bárcenas. El panameño definió con una calidad exquisita un sensacional pase interior del delantero de Yecla. Era el segundo, que suponía una alegría máxima en apenas 15 minutos.
Pero este equipo esta hecho para sufrir y de una desafortunada acción de Champagne apenas cinco minutos después del 0-2 llegó el primero de los madrileños, obra de otro excarbayón: Boateng. En 20 minutos el partido se volvió loco, aunque se fue calmando conforme pasaban los minutos hasta el descanso.
Tras la reanudación, el partido continuó por los mismos derroteros. Los minutos pasaban y eso favorecía al cuadro de Rozada, que se desgañitaba en la banda dando instrucciones al equipo. El equipo atrás no sufría, pero había desaparecido en ataque. Borja Sánchez dibujaba los tímidos acercamientos de su equipo, que tampoco quería arriesgar demasiado defendiendo el resultado.
Hasta que llegó el gol de la tranquilidad. Bárcenas definió a la escuadra con algo de suerte una asistencia de Nieto por el flanco derecho. El gol acercaba la tranquilidad a los aficionados azules que sufrían desde la grada de Santo Domingo y los tantísimos que lo hacían desde casa. En los últimos minutos, el equipo se soltó la melena y, con la tranquilidad del resultado, se dedicó a contemporizar y manejar bien los tiempos.
El pitido final desencadenó muchas sonrisas entre el equipo y la afición. El Oviedo vuelve a sonreir tras sumar la segunda victoria seguida y abrir un poco de distancia con el descenso, aunque quedan varios partidos por jugarse. Esto ya tiene otro color.