El parón navideño ha llegado y con él, el fin de la primera vuelta. El Real Oviedo afronta las navidades fuera del descenso y en medio de un clima de tranquilidad y confianza. Aunque si el equipo se relaja lo puede pagar caro porque en la segunda vuelta tiene que sumar más puntos que en el primer tramo de la temporada. Las vacaciones de navidad también le vienen bien al maltecho césped del Carlos Tartiere.
En el mes de junio y julio se hizo una obra faraónica, estimada en 400.000 €. Con los trabajos se esperaba que se pusiera fin a los problemas del césped existentes desde la prácticamente la construcción del estadio. Las mejoras son una realidad, pero el césped sigue lejos de mostrar una imagen adecuada para la categoría.
Para ser justos hay que añadir que, en la actualidad, los problemas son otros diferentes a los de los años anteriores. En las últimas temporadas el terreno de juego del Carlos Tartiere se encharcaba cada vez que llovía. Esto ya no sucede gracias a la instalación del nuevo sistema de drenaje. El problema que se ha visto en los últimos partidos es que que el césped no agarra lo suficiente y en la zona de banquillos hay muchas calvas.
Desde el club se ha intentado por todos los medios paliar estos infortunios. Para ello se han adquirido lámparas de luz que funcionan más de 12 horas al día para mejorar las zonas más afectadas. Javi Rozada anunció en rueda de prensa que en este parón navideño se iban a efectuar mejoras de sustitución de los tepes mas afectados.