El Real Oviedo decidió el martes cesar a Javi Rozada y buscar un nuevo inquilino para el banquillo de la entidad. El encargado de sustituirle ha sido el Cuco Ziganda, con pasado en Osasuna, Xerez y el Athletic. El navarro le puede dar un ánimo nuevo a una plantilla que ya acusaba el desgaste con el asturiano.
Lo primero que ha querido dejar claro es que el partido de Lugo no es una final, porque aún quedan bastantes jornadas. Ziganda busca un bloque, un equipo compacto al que no le generen muchas ocasiones. Este es un aspecto muy importante porque el equipo azul acumula 12 partidos consecutivos sin dejar la portería a cero.
La mayor de las incógnitas es saber que esquema es el preferido del técnico navarro, o al menos la formación escogida para sacar el máximo rendimiento a esta plantilla. En su presentación oficial no desveló ningún detalle y únicamente comentó: "Uno intenta adaptarse a la plantilla que tiene y ser un equipo ordenado, compacto y que de la sensación de que hay que hacer muchas cosas para traspasarle".
No hay tiempo para buscar un cambio radical con respecto al Oviedo de la era Rozada, porque en palabras del técnico: "Lo que queda es una carrera al sprint". Por lo tanto Ziganda aspira a darle su toque personal a un equipo ya formado. "No vamos a hacer una revolución, pero sí un cambio mental. Incidiremos en determinados aspectos a nivel táctico y de posicionamiento que tiene un punto de mejora".
El domingo en el Anxo Carro, Ziganda se estrenará en el banquillo del Oviedo y allí podremos ver las primeras directrices de la nueva etapa para los azules. Su llegada tiene un punto común con la de Arnau, ambos han aterrizado en un momento crítico para la entidad. En el caso del catalán las urgencias estaban direccionadas al mercado de invierno, mientras que para el navarro el objetivo es la salvación. El primero cumplió las expectativas, y se espera que el segundo sea capaz de hacerlo.