El defensa del Real Oviedo Carlos Hernández reconoció que el Carlos Tartiere sin afición deja una "sensación fría" en los futbolistas, pero insistió en que, aún a puerta cerrada, prefiere jugar como local, lo que harán los azules en seis de los once partidos que quedan, empezando por el de este viernes ante la Ponferradina (21:30 horas).
"Es una pena no tener a la afición, pero es lo que nos toca dadas las circunstancias. No podemos exigir mucho más y aunque no tendremos ese empuje que necesitamos, cualquiera prefiere jugar en casa y más al principio", señaló en referencia a ese estreno ante el conjunto berciano.
Hernández avanzó que el equipo está "bien en líneas generales", aunque aclaró que el verdadero estado de forma no se sabrá hasta que arranque de nuevo la liga, cuyo ritmo de competición exigirá "una gran gestión física y mental" por parte de los propios jugadores.
"Tanto si pierdes como si ganas, con tanto partido seguido, no tendrás tiempo para pensar en ello. Lo importante es empezar bien tanto para ganar en confianza como para lograr los puntos necesarios cuanto antes", ilustró el jugador, consciente de que el equipo sigue al borde del descenso.
La tabla no es algo que obsesione a los carbayones, pero su objetivo es asegurar la categoría lo antes posible, un reto para el que el central considera fundamental que los azules derroten a la Ponferradina a base de "conceder poco y aprovechar las oportunidades que tengan".
"Tenemos gente muy capacitada para marcar goles, y los partidos irán en detalles como el balón parado tanto en defensa como en ataque. La Ponferradina es un equipo con gente muy buena arriba, que corre mucho y que va a conceder poco", avanzó el andaluz tras la primera sesión de la semana.
Los carbayones volvieron al trabajo el lunes en El Requexón y seguirán el martes trabajando en el mismo escenario a la espera de saber si alguno de los entrenamientos de miércoles o jueves se traslada al Tartiere horas antes de recibir allí al conjunto berciano (viernes, 21:30 horas).