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Lección aprendida: cuando la unidad B no funciona, la A lo soluciona

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El 'Cuco' Ziganda sorprendió a propios y extraños con el once que presentó el Real Oviedo en Santo Domingo. El técnico vasco ya había avisado de que en estos partidos tan seguidos habría rotaciones, pero que ocho de los onces titulares ante la AD Alcorcón fueran novedad en la alineación parecía un experimento excesivamente atrevido. Y así resultó, pues apenas 64 segundos tardaron los alfareros en superar la defensa carbayona por medio de Nwakali. Y no fue hasta el segundo tiempo, con la entrada de varios titulares habituales, que el Oviedo le cambió la cara al partido.

Tan solo Joan Femenías en portería, Alejandro Arribas en el eje de la defensa y Edgar González en el centro del campo repetían en Santo Domingo. El propio Ziganda, en su comparecencia ante los medios de comunicación una vez concluido el partido, reconocía haberse equivocado al llevar a cabo tantas rotaciones respecto al encuentro anterior frente a la Ponferradina. No pensaba que así fuera hasta "vistos los primeros 20 minutos del partido", en los que el Alcorcón anuló por completo a un Oviedo que estuvo a su merced y sin llevar peligro al área local.

Alcorcón-Real Oviedo (Foto: LaLiga).

Rectificar es de sabios

"Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios". Son palabras del célebre poeta británico Alexander Pope. Una frase que, no por más trillada y escrita en azucarillos de bar, deja de ser cierta. Y en Santo Domingo se cumplió, aunque hubo que esperar más de lo esperado, incluso de lo necesario, pues esa es la opinión general de la afición azul y así lo expresó en redes.

Ziganda no movió el banquillo hasta pasada la hora de juego, cuando introdujo tres cambios de una tacada. Entraron Sergio Tejera, Nahuel Leiva y Marco Sangalli, tres jugadores "diferenciales", tal como el propio 'Cuco' los definía en sala de prensa. Y tanto que el equipo lo notó. El dominio del balón pasó a ser del Real Oviedo y, poco a poco, se comenzaban a suceder las llegadas a la portería de Dani Jiménez.

Y si había acertado con los tres primeros, también lo hizo con los dos siguientes: Blanco Leschuk y Borja Valle. Pero principalmente con el primero de ellos, con la entrada del delantero argentino, a quien la fortuna le negaba el gol desde mediado el pasado de noviembre, cuando le hizo un doblete al Tenerife en el Heliodoro. Pero este martes era su día y lo demostró con un cabezazo soberbio que valía un punto. Rectificó Ziganda y, por fortuna para el Real Oviedo, la suerte le sonrió.

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