Como se suele decir, el Real Oviedo se quedó con la miel en los labios. Empató ante el Eibar, aunque los dos puntos restantes volaron en la recta final debido a una genialidad de Tejero. Los de Ziganda acabaron desfondados y se llevaron los aplausos del respetable, que supo valorar el trabajo de los suyos.
Enchufado. Así arranco el Oviedo el duelo ante un rival difícil, con armas de todos los tipos, al que maniató con un excelso orden defensivo y con acciones de peligro continuas. Poco a poco fue acercándose a la portería del Eibar, tratando de sacar tajada de las acciones a balón parado.
Antes lo intentaron Sangalli y Carlos Isaac, pero sus disparos se fueron desviados. Y fue en un saque de esquina donde llegó el premio. David Costas remato cruzado y de manera mansa para alojar el balón en la portería de Yoel. Diana y 1-0.
Lejos de cambiar, el partido continuó por los mismos derroteros. El Oviedo seguía haciendo gala de su fortaleza atrás y continuaba buscando la portería rival, pero el resultado ya no se movería más en la primera parte. Aplausos para los jugadores azules a su marcha al vestuario.
La segunda parte transcurrió por derroteros similares. Los minutos pasan y el tiempo corría a favor del Oviedo. El Eibar dio entrada a Llorente y centró sus ataques en acciones aéreas, con centros y a balón parado. Una tras otra, la zaga local se imponía, mientras trataba de coger desprevenido al rival.
Ziganda dio entrada a Pombo, Mangel y Jirka algo más tarde para refrescar al equipo. Cuando el partido agonizaba, llegó el mazazo. Tejera se inventó un golazo por la escuadra con un disparo lejano tras un saque de esquina.
En el tiempo de descuento, Pombo pudo anotar el segundo para los suyos, pero Yoel lo evitó. El pitido final dejó una sensación agridulce para un Oviedo que estuvo cerca de sumar un nuevo triunfo. Cuatro puntos los separan de la tierra prometida.
Buen partido del equipo y otro cero para el Consejo. No se guardó un minuto de silencio por la muerte del exjugador Bravo. La inutilidad en fútbol tiene tres nombres…. Federico sigue defendiendolos