El Real Oviedo enterró la derrota frente al Andorra y regaló a su afición la primera alegría de la temporada. Un gol de Borja Bastón desde el punto de penalti fue suficiente para desequilibrar un partido complejo, en el que los de Bolo dominaron y en el que obtuvieron el premio a la persistencia después de muchos minutos.
Tras unos minutos de estudio, la balanza se desestabilizó para el lado azul. Fue el Oviedo el que llevó el ritmo del partido, la posesión y también las ocasiones, pero no los goles. El Leganés, eso sí, no puso en apuros a Tomeu Nadal en ningún momento de la primera parte.
El nombre propio del primer acto fue Marcelo Flores. El joven atacante de 18 años disfrutó de dos buenas ocasiones y demostró descaro, personalidad y ganas, muchas ganas. Borja Bastón también disfrutó de la suya y hasta Bretones vio portería, pero la pelota había salido previamente por línea de fondo.
Entre ocasiones y un juego a veces rápido a veces espeso, se llegó al descanso sin cambios en el marcador.
La segunda parte no cambió demasiado. Sí se pudo ver a un Leganés un poco más valiente, aunque sin llegadas reseñables. El Oviedo seguía intentándolo por medio de Borja o Marcelo, pero en ningún caso llegaban con claridad.
Bolo dio entrada a Obeng y Javi Mier para darle frescura a la parte de arriba. Y, finalmente, en el minuto 79, llegó el premio. Luis Pérez cometió penalti sobre Borja Bastón y el killer del Oviedo se encargó de anotar desde los 11 metros con una soltura envidiable. Partido abierto, primero gol de la temporada y todo a favor.
El técnico carbayón dio entrada a Luengo para apuntalar la zaga y controlar el partido. Y así fue. El resultado ya no se movió y el Oviedo pudo disfrutar de la primera alegría del curso junto a su gente. Un triunfo que bien sirve para sumar en confianza.