El Real Oviedo se llevó la victoria ante el Málaga CF en La Rosaleda. Un encuentro marcado por las pocas ocasiones y en el que, una vez más, se impuso el fútbol de Álvaro Cervera: solidez defensiva y aprovechar las ocasiones que tienen. Un triunfo que invita a mirar hacia arriba en LaLiga SmartBank.
Lo cierto es que el Oviedo, en la primera parte, se vio sometido en la mayor parte del encuentro. Comenzó el Málaga asumiendo mucho la pelota, moviéndola bien y haciéndola correr. Un contexto que no ha desagradado nunca a Álvaro Cervera. Eso sí, ocasiones claras... Ninguna. Alguna llegada por parte de Lago Júnior desde la derecha y un disparo de Rubén Castro, blando a las manos de Braat, fueron los acercamientos más claros del cuadro malaguista.
Fue, de hecho, el propio Oviedo quien se acercó más al gol en incorporaciones al ataque y al contragolpe. Viti contabilizó la primera llegada a portería rival, y Borja Bastón el segundo. Ambos, eso sí, tímidos. Y es que los centros, especialmente desde la derecha, que dejó el Oviedo los despejaron los centrales malaguistas prácticamente en su totalidad.
En esas se fue el encuentro al descanso, aunque con la mala noticia de la lesión de Borja Bastón. El '9' carbayón tuvo que ser sustituido en el minuto 43 de partido por lesión, entrando en su puesto Sergi Enrich. Ya en la segunda parte, el guion de partido siguió siendo similar, aunque los carbayones apretaron un poco más arriba, ya en zona medular.
Aunque fue a partir del minuto 58 que se le puso todo de cara. En una buena acción por la banda derecha Manu Vallejo llegó a rematar de cabeza para aprovechar un centro de Lucas Ahijado y marcar el primer gol del partido, su primero con la camiseta oviedista. El Málaga protestó un posible fuera de juego, y Esteban Burgos reclamó de forma airada al juez de línea la acción. Una respuesta que le valió la expulsión por tarjeta roja directa.
Gol a favor, por encima en el marcador y con un futbolista más. Álvaro Cervera sabe de qué va esto y, si bien mantuvo un repliegue bajo, sí que buscó salir con velocidad para matar el partido a sabiendas de que el Málaga necesitaba, como mínimo, empatar. Así dejó Viti alguna internada peligrosa, y Luismi, de cabeza sobre el minuto 76, un cabezazo sin oposición que, inexplicablemente, se le marchó fuera. Eso sí, en los minutos finales se vio a un equipo astuto y curtido en las pérdidas de tiempo. Sea como fuere, tres puntos y a casa para un Oviedo que sigue mirando hacia arriba.