El Real Oviedo regresó de vacío de su visita al Granada, donde cayó por la mínima con un gol en la recta final. Los jugadores azules cuajaron un partido completo, pero la falta de gol volvió a castigarlos en demasía. Eso mismo fue lo que comentó Álvaro Cervera en rueda de prensa para definir el encuentro. Un duelo que también contó con un par de acciones polémicas.
Ambas perjudicaron al Oviedo en un momento en el que todavía el resultado era de empate sin goles. La primera jugada dudosa se produjo en la primera parte. Ricard Sánchez realizó una dura entrada con la plancha por delante sobre Luismi que el árbitro sólo castigó con amarilla. Los jugadores del Oviedo pidieron algo más, pero el colegiado tampoco recibió nuevas instrucciones desde la sala VAR.
La repetición de la jugada muestra con más claridad la dureza de una entrada que pudo ser para algo más que una simple tarjeta amarilla. En la segunda parte se produjo la segunda jugada que analizamos.
En este caso, un posible penalti sobre Borja Sánchez. El jugador azul se anticipa, se hace con el esférico y cae en el área derribado, aunque el árbitro no vio nada punible cuando se encontraba muy cerca de la acción. Tampoco vieron nada desde el VAR, por lo que el partido continuó por los mismos derroteros hasta que llegó el 1-0 en la recta final.