La salida de Toño Ramírez de la Real Sociedad tras dos temporadas sin apenas oportunidades de poder jugar pone en evidencia un mal que sufre conjunto donostiarra en las últimas temporadas. No salen porteros de garantías de Zubieta.
Estas últimas temporadas hemos visto como Zubieta genera grandísimos laterales derechos, buenos centrocampistas o habilidosos media puntas, además de jugadores en distintas posiciones, todas, a excepción de la portería.
Desde la llegada de Riesgo al primer plantel, el conjunto donostiarra no ha tenido un portero procedente del Sanse que haya tenido regularidad o que haya gozado de muchos minutos de competición oficial.
El que más cerca lo ha tenido, por decirlo de una manera, es el guardameta ondarrutarra Eñaut Zubikarai. Siete temporadas en el primer equipo, siendo su última campaña, la 2014/2015, la que más veces vistió la camiseta txuri-urdin. La lesión de Rulli en Krasnodar le abrió las puertas de la titularidad, volviendo al banquillo con la recuperación del guardameta argentino.
Hasta el fichaje del todavía portero realista, Eñaut Zubikarai había vivido a la sombra del chileno Claudio Bravo, jugando un par de partidos sueltos durante esos años. No obstante, estos fueron muy variados, al defender la meta txuri-urdin en Segunda y Primera División, Copa del Rey, Champions League y por último Europa League, esta última con Bravo fuera del equipo.
Con Zubikarai fuera, la puerta del primer equipo parecía abierta, pero lo cierto es que ningún guardameta del Sanse ha logrado jugar un partido oficial con la Real. Bardají, que formó parte de muchas convocatorias, tuvo que buscarse la temporada pasada un futuro lejos de Anoeta, recalando en el Huesca.
Por el camino, porteros como Giralt, Marcellán o Tena, con un buen potencial, han tenido que hacer lo propio en clubes de Segunda B, como hizo en su día el propio Toño, recayendo la esperanza ahora en los porteros del filial Sisniega y Zubiaurre. Mientras tanto, la Real Sociedad sigue esperando un gran portero crecido y criado en Zubieta.