La salida de los jugadores de la Real Sociedad hacia los autobuses supuso el fin de fiesta de la afición txuri urdin en Miranda de Ebro. Mientras los futbolistas de la plantilla de su equipo se hacían selfies, firmaban autógrafos y sonreían agradecidos por los gestos de cariño y los cánticos de celebración, los seguidores cantaban y saltaban sin parar: 'El que no bote es del Athletic de Bilbao'.
Bufandas volaban por el cielo, sonrisas inundaban las caras de los aficionados y los jugadores y los colores blanco y azul seguían tiñendo los alrededores del estadio de Anduva, donde la Real forjó el sueño de alcanzar una final de la Copa del Rey 32 años después de la última. Un gol de Mikel Oyarzabal fue suficiente para que los seguidores txuri urdin pudieran llorar de alegría y emoción al finalizar la vuelta de la semifinal ante el Mirandés.
Porque este sentimiento no se puede entender, solo se puede vivir. Por eso, 'el que no bote es del Athletic de Bilbao'.