El dichoso coronavirus se ha convertido, por desgracia, en el dictador de la vida de la sociedad. Su capa de temor llega a todos los aspectos de la vida diaria de las personas y, lógicamente también al ocio, las costumbres, el trabajo o el fútbol profesional.
Como en la literatura o en esas películas de Hollywood con futuros apocalípticos, la distopia nos lleva a paisajes sombríos. Por ejemplo, en ElDesmarque nos hemos acercado hasta el Reale Arena. La caja de resonancia del sentimiento txuri urdin, que observa silenciosa como la habitual vitalidad que corre por sus gradas y accesos ha dado paso a una ciudad casi fantasma.
De momento se han suspendido los dos próximos partidos de LaLiga Santander, pero nadie tiene claro si la competición seguirá parada por más tiempo o cuando se podrán recuperar las jornadas que faltan. A día de hoy todo es incertidumbre. Llueven las recomendaciones, se escuchan medidas y hasta fake news con terreno abonado en los teléfonos móviles.
Se ha aplazado la final de Copa que la Real Sociedad debe jugar ante el Athletic Club, pero peligran hasta la Eurocopa o los Juegos Olímpicos. Cada día puede cambiar la cosa. Esperemos que cuanto antes para bien, la vida vuelva a su normalidad y el balón pueda rodar para aplaudir a las y los jugadores.