A esto sabían las victorias. Y qué 'ricas' son. Sobre todo cuando por momentos crees que vas a volver a dormir con el sabor amargo de la derrota o el empate, y finalmente te acuestas con el cosquilleo que dan los triunfos. Costo mucho a pesar de jugar contra el colista, el RCD Espanyol(2-1) pero es que la Real Sociedad está para pocas. De momento pedíamos ganar, y se logró. Ahora lo que resta de Liga se ve de otro color.
Ganar, ganar o ganar. La Real era el peor equipo desde que volviera el fútbol tras el confinamiento, y a pesar de ello una victoria suponía meterse de lleno de nuevo en la pelea por Europa. La visita del colista, el RCD Espanyol, parecía el momento propicio, entre otras cosas porque pocas oportunidades quedan ya y el equipo partía antes del partido fuera de puestos europeos, y se hizo. Aunque con sangre, sudor y lágrimas, pero por fortuna, de alegría.
Imanol sorprendió de salida con un once en el que dio entrada a Moyá en portería en lugar de Remiro, y juntando un equipo de 'jugones' con Januzaj y Portu junto a Merino, Oyarzabal y Willian José. Además Llorente regresaba al once inicial tras cumplir sanción en lugar de Aritz Elustondo.
La primera parte arrancó muy bien pero terminó de horror. El equipo salió con ganas y se adelantó por medio de Willian José, pero el gol fue anulado por fuera de juego del brasileño. Acto seguido el Espanyol hizo el 0-1 en su única aproximación al área del balear en todo el primer tiempo. Por si fuera poco, Januzaj se marchó lesionado antes del descanso, y encima al equipo se le había visto muy flojo de ideas y falto de confianza tras verse, una vez más, con el marcador en contra.
La reanudación fue otra historia. Willian José empató pronto, lo que dio alas a los txuri urdin para buscar la remontada. Llevó su tiempo pero la concretó Isak, que fue revulsivo después de mucho tiempo. Fue difícil, más de lo previsto en un principio, pero se logró el objetivo. El pitido final sonó a gloria bendita. De hecho los jugadores se abrazaron como si hubieran ganado un título. No era para menos. ¡Albricias!
El planteamiento inicial de la Real presentaba a Januzaj en el trivote, en la posición central, para tratar de ser el nexo de conexión con Portu y Willian José en la punta de ataque.
Era fundamental no comenzar de nuevo por detrás en el marcador, y el equipo lo sabía, por eso los txuri urdin salieron a por todas desde el inicio. Y así fue. Sin haber llegado a los cinco minutos de partido, Willian José adelantó a los blanquiazules de cabeza tras un gran centro de Mikel Merino. Era la primera vez que se adelantaba la Real en un partido tras el confinamiento, pero el 1-0 no subió al marcador ya que el brasileño, por muy poco, estaba en fuera de juego. Por lo menos las sensaciones de salida parecían mejores.
Pero la pesadilla volvió. Y es que en la siguiente jugada, el Espanyol hizo una contra que terminó en córner, y en el lanzamiento de esquina David López remató solo de cabeza entre dos centrales. Ver para creer. Otra vez a remontar. Otra vez el 'otra vez'. Más de lo mismo.
Pensar que enfrente estaba el colista era la esperanza a la que aferrarse. Si los de Barcelona son últimos no podía ser por casualidad. Lo malo es que se enfrentaban al peor equipo desde que volvió LaLiga, y ese, desgraciadamente, es la Real. El gol le cayó mal a los de Alguacil, que habían perdido el punch inicial. Una llegada del Espanyol, un gol. Y así es muy difícil.
Era fundamental no ponerse nerviosos, quedaba casi todo el partido por delante y un gol seguro que iba a echar abajo el ímpetu de los de Rufete de verse por delante en el marcador, que no tenían prisa.
Pasaban los minutos y la Real se veía con el guión de siempre. Incapaz de encontrar huecos ni fisuras en el contrario, y sin ideas para generarlas. De hecho no había vuelto a haber jugadas de peligro en ninguna de las dos áreas y ya se habían disputado 25 minutos.
La presión de Portu a Didac hizo que la Real forzara el primer saque de esquina a favor en el 28' que estuvo muy cerca de convertirse en el 1-1, ya que el lanzamiento de Januzaj lo peinó hacia atrás Llorente y el balón pegó es el larguero. Buena oportunidad antes de la pausa de hidratación. Al menos era otra llegada.
Al Espanyol le duraba muy poco el esférico, pero la Real tampoco presionaba con inteligencia. Imanol se desgañitaba desde el banquillo pidiendo paciencia a lo suyos, que se estaban precipitando. El partido comenzaba a coger tintes muy parecidos a los anteriores y a medida que pasaban los minutos los fantasmas crecían. Solo Januzaj era capaz de poner un poco de magia en la tiniebla.
La primera parte todavía aguardaba una mala noticia para los intereses txuri urdin. Cómo no... y es que después de un remate de Willian José que se marchó alto, Januzaj, el jugador que en mejor forma está en la actualidad en la Real, se rompió, en principio un tirón, y tuvo que abandonar el terreno de juego a falta de un minuto para el 45. En su lugar entró Odegaard. La recta final del primer tiempo estaba siendo un tostón y ni se vislumbraba reacción. De hecho el marcador no se movió y se alcanzó el descanso con el 0-1 en el luminoso. Muy malas sensaciones.
Imanol introdujo un cambio en el descanso dando entrada a Zubimendi en lugar de Zubeldia. El balón era totalmente de la Real y el Espanyol no salía de su campo, el problema es que los txuri urdin no sabían qué hacer con la pelota.
Pero la fortuna se alió con los realistas y a los diez minutos de la reanudación lograron empatar por medio de Willian José, y esta vez el gol sí subió al marcador. Hoy en día no puedes celebrar un gol hasta cerciorarte de que el VAR no dice lo contrario, pero sí. Subió al marcador. Centro magistral de Mikel Merino para Oyarzabal que la puso en el área pequeña para que el brasileño rematara al fondo de la red. Importante y bonito gol de los txuri urdin para meterse de lleno en el encuentro y tratar de lograr la primera victoria post COVID.
El empate no le servía ni a la Real ni mucho menos al Espanyol, que se iba a ver obligado a abrirse. Parecía que el tanto había dado oxígeno a los de Imanol que comenzaban a asediar la meta de Diego López. Los de Rufete confiaban su suerte a la calidad de su 'estrella' Raúl de Tomás, que poco necesitaba para dejar muestras de su calidad, pese a estar muy solo en arriba.
El crono comenzaba a avanzar muy deprisa. Antes de la pausa de hidratación la Real hizo una jugada ensayada, en la que Odegaard la puso en horizontal para que Zaldua chutara completamente solo, pero el balón golpeó en Willian José, que además estaba en fuera de juego y el esférico se marchó por la línea de fondo.
Después del 'tiempo muerto' fueron los txuri urdin los que golpearon de nuevo. En este caso por medio de Monreal que se internó solo en el área, pero su disparo dio en el 'muñeco', y la experiencia de Diego López hizo que no se pusiera nervioso y adivinó las intenciones del navarro desviando el balón a córner. Imanol Alguacil realizó dos cambios más. Aritz Elustondo entró por Zaldua y Alexander Isak lo hizo por Willian José.
Entonces volvieron los tiempos de vino y rosas. Aquellos que casi creíamos olvidados en los que la Real tenía dinamita y los jugadores que salían desde el banquillo eran revulsivos. Es lo que sucedió con el sueco. Salir y besar el santo. Asistencia de Oyarzabal y el nórdico no perdonó. Por primera vez en este confinamiento los realistas se ponían por delante en un partido. ¡Qué bonito es el fútbol así! Ni los más viejos del lugar...
Y así, sufriendo ante el colista pero ganando que es lo que valía, la Real Sociedad se hizo con la primera victoria post coronavirus. Menudo bálsamo. Cincuenta puntos y de nuevo en la pomada. Descansen y sueñen, que hoy por fin la Real nos devolvió la sonrisa.
La Real Sociedad no volverá a competir hasta el próximo lunes día 6 de julio. En esa fecha los txuri urdin disputarán la jornada 34 de LaLiga Santander y se enfrentarán al Levante UD en La Nucía.
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