Antoine Griezmann siempre ha reconocido públicamente que si no llega a ser por la Real Sociedad nunca se hubiera convertido en el futbolista que es en la actualidad. Por esta razón cada vez que tiene oportunidad envía un guiño al conjunto txuri urdin o le dedica unas bonitas palabras. Así fue por ejemplo en el penúltimo partido de LaLiga. Se enfrentaban el Atlético y la Real en el Civitas Metropolitano, y aunque ganaron los rojiblancos, los de Imanol Alguacil lograron la clasificación matemática para la Champions del curso que viene. El galo tenía doble motivo para estar contento.
En la última convocatoria de Francia también se acordó de su primer equipo: "Vengo de un buena escuela, me criaron bien en la Real Sociedad y en el Atlético, tienes que jugar para los compañeros porque sin ellos no eres nada, no eres nadie. Si estoy a este nivel es también gracias a ellos".
El último gesto de cariño de Griezmann se vio ayer en una publicación de Instagram de su mujer, Erica Choperena, en la que se le veía a Antoine con su hija ambos con una camiseta txuri urdin. La del futbolista llevaba el nombre de Finnbogason, delantero islandés que jugó en la Real en la temporada 2014-15 y con el 7 a la espalda, el actual dorsal del de Macon.