La Real Sociedad fue uno de los 31 equipos que Sebastián 'Loco' Abreu defendió en su dilatadísima carrera como profesional. El cuadro txuri urdin apostó por él en el mercado invernal de la temporada 2008/2009, la segunda tras el descenso del año 2007, con la intención de que fuera el referente ofensivo de un equipo que buscaba regresar a la máxima categoría y que acabó la temporada a mitad de tabla pese a los once goles del delantero uruguayo.
Tal y como vino se fue el verano siguiente, pero dejando huella en Donostia igual que en su primera etapa en el fútbol español, en la media temporada que disputó en el Deportivo de la Coruña. De hecho, podría decirse que se quitó una espina que tenía clavada tras no ofrecer todo lo que se esperaba de él en Riazor.
En una extensa entrevista concedida en el podcast del periodista David Medrano el delantero uruguayo explica cómo se fraguó su fichaje por la Real Sociedad gracias a la apuesta decidida de Juanma Lillo.
El tolosarra coincidió con él en México, en Dorados de Sinaloa, donde también tuvo a sus órdenes a Pep Guardiola. Fue allí, tres años antes, cuando se fraguó el germen de su fichaje por la Real Sociedad.
"Una de las cosas que me llevé de Dorados de Sinaloa es mi relación con Juanma Lillo. Cuando llegó hizo una reunión individual con cada jugador, y a mí me dejó el último. Me dijo que estaba ahí para ayudarme a cumplir mis sueños y que cuáles eran. Le dije que jugar otro Mundial con Uruguay y regresar al fútbol europeo. Nos vamos a entender bien y te voy a ayudar, me dijo", asevera el delantero uruguayo.
"Pasado un tiempo, jugué en River Plate y en Israel, y Juanma Lillo cogió a la Real Sociedad. Me llamó y me dijo que si me acordaba de aquella charla y que me iba a ayudar a cumplir mi sueño y que quería traerme a la Real Sociedad", rememora Abreu.
A diferencia de su primera etapa en el Dépor, el 'Loco' asegura que en la Real Sociedad ya estaba "preparado" para competir en Europa. "Jugué 18 partidos y marqué 14 goles. Ya sabía lo que era el fútbol europeo, la velocidad de la pelota, cómo había que estar físicamente para aguantar a los zagueros...", concluye.