El Real Valladolid Promesas volvía al Alcalde Manuel Candocia, un recinto que le traía muy buenos recuerdos, después de conseguir allí el ascenso hace dos temporadas. Sin embargo, esta vez la situación terminaba de una manera muy distinta para el filial, que acusaba las bajas y caía derrotado con contundencia por 3-0.
El partido quedaba marcado en los primeros minutos por la lesión de Mario Barco, uno de los máximos goleadores del conjunto local. El futbolista se torcía el tobillo y tenía que marcharse del campo al poco de comenzar. El Somozas acusaba el contratiempo, e incapaz de aprovechar el viento a favor, permitía que el Promesas tomara la iniciativa buscando siempre a Jose, pero los visitantes no pasaban de tímidas llegadas. Kike Cubas apenas intervenía, perdido entre los centrales, y era Pablo Antas el que adelantaba al equipo gallego en la primera ocasión clara con un remate cruzado ante Julio tras sobrepasar a Óscar Arroyo e Iván Casado en un pase de David Añón. Borja Jiménez decidía mover ficha e introducía más mordiente arriba dando entrada a Isma Casado, pero el resultado no variaría antes de llegarse al descanso.
En la segunda mitad salía un poquito más atrevido el Real Valladolid B, mientras que el Somozas, agazapado atrás, intentaba aprovechar las contras. En una de ellas, los coruñeses golpeaban de nuevo. Joseba Beitia enviaba un pase a Kike Cubas que el delantero no desaprovechaba para poner tierra de por medio. El Promesas seguía intentándolo, pero sin resultado. Los minutos pasaban y el cansancio empezaba a hacer mella en los blanquivioleta, que ya no eran capaces de conservar tanto la pelota. Esto lo aprovechaban los de Stili para ampliar la diferencia en una nueva jugada rápida que servía en bandeja Kike Cubas para David Añón, pichichi del equipo con 7 tantos, que sentenciaba por completo el choque.
Después otra derrota, los vallisoletanos terminan el año en puesto de promoción de descenso. En la próxima jornada, última de la primera vuelta, el filial recibirá al Real Club Celta de Vigo B de un viejo conocido, Javier Torres Gómez, que abandonaba la disciplina de la entidad pucelana tras el ascenso.