En el verano de 2014, Braulio Vázquez despertó la ilusión de la afición del Real Valladolid tras el fichaje de Alejandro Alfaro. La expectación por el jugador onubense fue muy alta en el Nuevo Estadio José Zorrilla. Su historial y su calidad potenciaron las buenas sensaciones que tenía, en aquel momento, el primer proyecto del gallego en Valladolid. Parecía la guinda perfecta a un equipo con nombres como Óscar González, Álvaro Rubio o Roger Martí. El actual '10' del Córdoba CF era un plus para el equipo, que llegaba para dos temporadas.
La apuesta del Club y del jugador por esta oportunidad era muy alta. Ambos apostaban por un proyecto que soñaba con ascender. El sueño fue uno, la realidad, otra bien distinta. Un bucle de lesiones y recaídas hizo que Alfaro cerrara su primer año en Valladolid con apenas 444 minutos. Siete tristes partidos que, al año siguiente y con Gaizka Garitano en el banquillo, le hacían ser una de las expectaciones. Nuevamente, era visto como el plus del equipo. Nueva ilusión pero realidad similar. Pese a jugar más, el ex del Sevilla FC o del RCD Mallorca apena firmó 798 minutos. Todo le llevó a la salida de Valladolid para llegar al Córdoba, rival vallisoletano este mismo domingo.
La primera temporada en el Nuevo Estadio de El Arcángel fue positiva. Rozando los 2.200 minutos, el futbolista dobló en un año la participación en toda su etapa en Valladolid. Los datos de juego y el acierto de cara a gol con siete dianas parecían mostrar que la mala racha del jugador había terminado. Todo volvía a fluir, pero no como él esperaba y así ésta está siendo otra ingrata temporada para Alejandro Alfaro. Pese a ser titular en el debut de José Ramón Sandoval y firmar el gol blanquiverde, la realidad del jugador es de poco más de 800 minutos.
Se ha despedido de las lesiones, pero no ha recuperado ese plus que le hizo ser un jugador reconocido y valorado en Primera división. Actualmente tiene un rol muy secundario en el equipo andaluz, siendo titular sólo en siete encuentros ligueros y sin completar ninguno de ellos. La segunda temporada de Alfaro en Córdoba recuerda mucho a las vividas en Valladolid. Una mala fortuna para un jugador que nunca desiste. No lo hizo en Valladolid y no lo hará en Córdoba.