Contra viento y marea pero, también, contra el propio Real Valladolid. La visita del Granada CF al Estadio José Zorrilla era un duelo de enorme relevancia e importancia para los de Sergio González. El equipo lo sabía y el propio entrenador catalán, también. La previa era de un grupo convencido y preparado para luchar ante todo.
En ese análisis había un punto que quedaba sin analizar y era el propio Real Valladolid, un equipo sin ideas que jugó con nervios, imprecisiones y sin seguridad durante los 90 minutos. Las dudas se agolparon en un exceso de exigencia pucelana en llevar la iniciativa. Ante la necesidad de dominar y controlar, los de Sergio González fueron inconsistentes.
Con todo, y llegando al descanso con ventaja pese a no ser superiores ni mejores al rival, el golpe llegó con fuerza en los minutos finales. Cuando más y mejor debía estar, supuestamente, el Real Valladolid en relación al rival, más se cayeron los de Sergio.
Los pucelanos perdieron, nuevamente, una brillante oportunidad por la negativa de saber que su estilo no es el de conformarse sino el de ser ofensivos y buscar el campo rival. Dando por bueno lo obtenido y no centrándose en lo que se podía conseguir, el Real Valladolid recibe un merecido castigo del Granada CF y un golpe de gran calado. Mayor que el sufrido en el Camp Nou.
Por la cabeza de cualquier aficionado al Real Valladolid pasaba un partido en el que los pucelanos firmaran un duelo con un inicio muy fuerte. Ellos eran los más exigidos y necesitados y debían sorprender a un rival que ante la duda cerraría el duelo y se centraría en su sueño europeo.
Esos condicionantes marcaban las expectativas y, por ello, el mal regusto que dejaron los primeros 45 minutos. Un duelo parejo, sin grandes novedades y sin casi propuesta ofensiva, sólo tuvo el aperitivo del gol de Fabián Orellana al borde del descanso. El tanto de penalti del jugador chileno limaba las sensaciones de una propuesta insuficiente para la tranquilidad pucelana.
Necesitando ganar, los pucelanos debían mostrar la evolución de su juego y la lectura sobre unas credenciales que estaban creciendo en el equipo blanquivioleta. Incluso ante el Fútbol Club Barcelona, los pucelanos ofrecieron más herramientas que ante los andaluces pero en esta ocasión apareció Fabián Orellana y una oportunidad desde los 11 metros.
Con ella se llegó al descanso. La ventaja era blanquivioleta y con ella se esperaba una versión local más convencida, tranquila y segura. En los segundos 45 minutos se debería ver a un Real Valladolid más controlador pero lo que se vio fue un calco de la primera parte. Sin convencimiento ni ideas para ser superior al Granada CF, el juego estaba abocado a ver sufrir a los de Sergio por la victoria e, incluso, el empate.
Con credenciales menores a las de otros partidos, la tendencia era similar a la del encuentro ante el Sevilla FC, por ejemplo. Con ventaja en el marcador, los pucelanos no proponían. Buscaban un partido lento y espeso para contagiar al rival, pero éste no es un guión propio de un equipo de Diego Martínez y, como los de Julen Lopetegui, dieron un paso al frente.
Resulta inexplicable que el Real Valladolid caiga una y otra vez en los mismos errores y que proponga las segundas partes desde el mayor de los conformismos. No es sólo cuestión de errores, nervios o imprecisiones, es, en muchas momentos, cuestión de ambición. Por ella, el Real Valladolid está tocado y acumula sólo una victoria en 13 partidos.
Exponer para debilitar al rival es el principal credencial que debe tener un duelo de un equipo que sabe que ganando da un paso al frente, pero este Real Valladolid está marcado por el conformismo y la falta de respuestas. Con ellas, el Granada CF remontó en Zorrilla en un merecido castigo al equipo y, sobre todo, a la triste propuesta de Sergio González.
Soy del pucela y seré siempre del este equipo pero ya no veré más partidos de él (esta temporada) porque no es bueno para mi corazón. En la radio han dicho que llevamos la friolera de 13 puntos perdidos en los últimos minutos esta temporada y eso es una sangría.Ojala se salve nuestro equipo y si así fuera será por de mérito de los otros 3 equipo más que por el nuestro.Proximos partidos serán auténticas finales y ya no me valen más excusas. Aúpa pucela siempre
El articulo lo explica perfectamente, no hay mas, es mas, en la rueda de prensa no se si le hecha la culpa a que estabamos atacando y por ello nos marcaron un gol,... Para reirse
Por cierto y lo digo una vez más es el entrenador que menos porcentaje de victorias llega en 3 años en la historia Del Real Valladolid. Creo que esto explica el conservadurismo y carácter de sus planteamientos. Sergio se quedó anclado cuando las victorias valían 2 puntos. Y envidia del Granada con un partido tan exigente jugado entre semana físicamente estaban mejor que nosotros. Las pocas ilusiones que teníamos después del Barca nos las habéis quitado hoy. Hoy dirá el mister que el camino a seguir es la primera parte? Ríete de otro ... de la afición no
Merecido castigo a la falta de ambición y conservadurismo. Lo que es inexplicable es que el otro día se vio que jugando en campo contrario era la mejor arma para defender. Hoy en un partido que era vital nos limitamos a defender en bloque bajo y así nos va. Es el sino de un entrenador miedoso y temeroso de proponer un juego más ofensivo y presionante. Creo que los jugadores ya se han contagiado de los métodos de este mister. Lo mejor que nos puede pasar incluso bajando es que se vaya. Lo vengo diciendo desde hace 2 años hace falta un mister que proponga un juego difrente. Merecido triunfo del Granada y creo que de esta va a ser difícil salir.
Este equipo está muerto...No juega a nada ..Planificar la próxima temporada en segunda y no hay mas
A ver que dice la cátedra que elogia tanto a Sergio González, seguro la culpa es de MAG
Que sigan desfilando los defensores del entrenador que no gana un partido ni x error x aquí x favor. Gracias.
Lo resumiría en tres detalles: nos han superado los defensas, nos han superado en la media y nos ha masacrado su delantera. Incapaces de hilvanar jugadas, ni de disparar a puerta.