Diogo, el desaparecido

En los últimos días del mercado del pasado verano, el Real Valladolid tuvo que cerrar muchas operaciones. Tanto de entradas como de salidas. La marcha, por ejemplo, de Bruno González dejó un poco debilitada la defensa. Sin el canario y con una propuesta de tres centrales, el Pucela necesitaba reforzar su equipo y aprovechó una de esas llamadas "oportunidades de mercado" que surgió con la cesión de Diogo Queirós.

El joven central portugués llegaba al Estadio José Zorrilla en el último momento del mercado y la competición iniciada, pero poco tardó en debutar. Con pocas sesiones en los Campos Anexos, el '6' viajó al Estadio de El Plantío y sumó sus primeros minutos tras saltar al terreno de juego en el descanso.

Con el partido sentenciado, Queirós entró al terreno de juego. Debutó, pero no tuvo oportunidad de mostrar quién era. El duelo estaba contextualizado y sentenciado, como parece que lo está su etapa en el Real Valladolid. Con sólo cinco participaciones y tres titularidades, el jugador está visto como uno de los protagonistas de la racha de tres derrotas consecutivas y, además, teniendo un peso protagonista.

Llegado con un cartel importante y una imagen de futuro prometedor, Diogo Queirós está estancado actualmente en el Real Valladolid. Lo está por muchos motivos. Principalmente está señalado por el cambio de esquema de Pacheta. Sin tres centrales, tiene menos opciones de jugar y es, ahora, el quinto central de la plantilla.

El lastre de dos penaltis

Su escalafón ha descendido y lo ha hecho por un rendimiento cuestionable y por acciones determinantes. Autor del penalti que generó la derrota (1-0) en el Estadio de Montilivi ante el Girona FC y del que provocó el empate (2-2) ante la Sociedad Deportiva Ponferradina en el Estadio de El Toralín, Queirós está señalado desde aquella visita a Ponferrada y la expulsión que supuso para él.

Desde entonces ha pasado un mes y medio y el '6' no se ha vuelto a vestir de corto. Superada la sanción, han transcurrido siete partidos y él los ha vivido todos desde el banquillo pero sin protagonismo ni peso para un Pacheta que bien pronto le ofreció oportunidades. Eran otros 'tiempos' pero, sobre todo, otro esquema.