Tras la victoria (2-0) ante el FC Cartagena y con un ojo en el importante duelo ante la SD Huesca de este viernes en LaLiga SmartBank, el Real Valladolid debutaba en la Copa del Rey 2022 con la visita al CD Marchamalo de la Segunda División RFEF. La diferencia de categoría marcaba un duelo importante para muchos de los jugadores pucelanos.
Sabiendo que José Rojo, Pacheta, iba a cambiar al once completo del duelo ante los de Luis Miguel Carrión, el Real Valladolid vivía una buena oportunidad para muchos de sus jugadores. Jordi Masip y Rául Carnero, que debutaban en la temporada, Lucas Olaza, Cristo González, Kike Pérez, Anuar Tuhami...
Muchos activos pucelanos asumían el partido en tierras alcarreñas como una gran oportunidad, aquélla que algo más de 90 minutos después les señalaba y no les encumbraba. Lo visto en el terreno de juego alcarreño no invita a replantearse la situación de ningún jugador. Pacheta tuvo que utilizar a jugadores de la importancia de Roque Mesa, Óscar Plano y Shon Weissman para que el equipo no cayera eliminado o fuese a la prórroga ante un rival de dos categorías inferiores.
Por ello, y pese a la agónica clasificación final con un penalti dudoso, el partido deja más dudas y miedos que certezas e ilusiones, y cuando la Copa del Rey ofrece estos registros el camino es mucho más corto que productivo.
El encuentro comenzaba y el Real Valladolid intentaba ser protagonista en el inicio. Buscando crecer desde la posesión, los de Pacheta querían imponer su idea y buscar sus objetivos pero nada más lejos de la realidad. Esas primeras sensaciones, ampliadas con una buena ocasión de Anuar Tuhami, se esfumaron desde muy pronto y el CD Marchamalo conseguía crecer en el juego y en la propuesta.
De forma muy clara, los locales se imponían a los blanquivioleta. Sin grandes ocasiones, ni de uno ni de otro, el encuentro avanzaba y la gran noticia estaba en el que los locales se iban haciendo merecedores de algo más que los visitantes. Sin dejar una sensación de superioridad, las expectativas que genera una diferencia tal de categorías entre ambos equipos aumentaba las dudas pucelanas.
Sin tener el duelo controlado desde el inicio, la mejoría del CD Marchamalo en el duelo generaba que se pasara directamente a los miedos. El crecimiento local era tal que los pucelanos necesitaban el descenso. Pese a un punto físico superior de los de Pacheta, las ideas no llegaban a los vallisoletanos y el miedo se llegaba a apoderar de la parroquia pucelana al ver que, incluso, el 0-0 peligraba.
La tendencia del partido era negativa y Pacheta necesitaba dar la vuelta a la dinámica del partido. El burgalés debía comenzar a intervenir en el juego y lo intentó hacer desde el descanso con la entrada de Óscar Plano. Retirando a Rubén Alcaraz, con amarilla, el Real Valladolid buscaba mayor presencia en campo contrario.
Proyectando mayor presencia sobre el área del CD Marchamalo, el Real Valladolid cambiaba mínimamente el duelo. Con mayor frescura y cierta facilidad para combinar, el duelo se iba inclinando hacia la portería de Carlos Pantoja, portero local. Poco a poco, los visitantes aumentaban la sensación de peligro y comenzaban a encerrar mínimamente al rival.
Sin grandes ocasiones, es cierto, el Real Valladolid comenzaba a vivir cerca del área rival. Los minutos sentaban bien a los pucelanos y la superioridad se empezaba a notar. La entrada de Toni Villa, Roque Mesa y Shon Weissman ayudaba a potenciar ese cambio de tendencia y fue una acción del '19' y un gol del grancanario lo que hizo que el Real Valladolid firmase una pobre clasificación.
Un penalti al límite fue el que decidió el partido y el que certificó la clasificación del Real Valladolid en un pobre partido que señala a muchos jugadores. Ésta era una gran oportunidad para muchos activos de la plantilla pero el duelo, por juego y rendimiento, deja la clasificación en sólo eso: un pobre pase. Ésta no potencia ningún aspecto positivo de un equipo que está sentado en LaLiga SmartBank pero que ofrece dudas en la Copa del Rey.