Tras la derrota del Real Valladolid Promesas en los Campos Anexos al Nuevo Estadio José Zorrilla, el entrenador del filial blanquivioleta, Júlio Baptista, se quejó de la gestión que está haciendo el Club con su equipo y de la poca libertad que tiene a la hora de hacer alineaciones. Según él, algunos futbolistas juegan por imposición.
"Hasta las 22 horas de ayer no tenía alineación. Hay una orden de que hay jugadores que tienen que jugar y yo, como trabajador de club, hago lo que me piden. Esto es categoría semiprofesional, si lo tratamos así no da para competir". Estas declaraciones se sustentan con el hecho de que, desde principio de temporada, Paulo Pezzolano siempre ha demandado bastantes jugadores del Promesas para entrenar y luego hay veces que van convocados con el primer equipo, no juegan, y tienen que hacerlo en el filial.
Por ello, Baptista puede tener su parte de razón en que juegan futbolistas que no han estado en las sesiones, pero la semana del 5-1 en el Estadio de Ipurua Iván Garriel y Eugene Frimpong no viajaron ni con uno ni con otro y al final el Promesas acabó goleado.
Partiendo de la base de que los que están con la primera plantilla están capacitados para jugar en dos categorías por debajo, esta supuesta imposición sólo ha surgido en algunas ocasiones. A esto hay que sumarle a los Lucas Rosa o Iván Fresneda, que, con el brasileño, apenas tenían participación y triunfan o triunfaron en el Real Valladolid.
Baptista lleva tres años en el filial en los que ha dejado muchas más sombras que luces, ya que sólo ha ganado 28 partidos de 84, empatando 18, con un descenso de la Primera a la Segunda División de la Real Federación Española de Fútbol en su haber y un play off a Primera RFEF fallido a las primeras de cambio. Los malos números de Baptista como entrenador demuestran que no es algo esporádico de ahora porque tengan que jugar unos u otros, si no que viene de atrás.