El guante de Lanzarote regala una victoria vital
Victoria del Real Zaragoza en otro partido flojo que solo se pudo remontar gracias al buen hacer de Manu Lanzarote en los lanzamientos a balón parado y a la expulsión de Aveldaño a falta de media hora para el final.
El Real Zaragoza salió al partido sin rumbo, muy perdido y con los nervios atenazando cualquier plan de acción. El centro del campo era lento y ni siquiera la entrada de Sergio Gil por Culio le dio más velocidad a una formación que cada vez denota menos ritmo y más lentitud.
En medio de esa tostada local, llegó el gol del Mallorca. La acción completa es un claro ejemplo de la desidia zaragocista. Ausencia de presión en la salida del balón del rival, mala defensa en el lateral izquierdo, terrible repliegue de Hinestroza y Dorca y gran remate de Arana para poner a su equipo por delante.
Fernando Vázquez tiró de ‘dodotis’ y les enseñó a sus jugadores el manual de ‘Cómo subí a Primera con el Dépor’. Así que echó el equipo atrás y ello propició el estiramiento de un Zaragoza que escuchaba el murmullo de la grada desconfiando de su capacidad de remontada. Ángel llegó a inquietar a Wellenreuther, Sergio Gil pudo marcar en otra ocasión y el partido se pasó a jugar a campo mallorquín.
El guante de Lanzarote en la estrategia también se había traducido en alguna ocasión de peligro en la cabeza de Guitián y de Hinestroza. Fruto de otra delicatesen del centrocampista barcelonés llegó el gol del empate. El Mallorca abusaba de las faltas en esas ofensivas locales y en una de ellas, Lanzarote encontró la cabeza de Dorca para que éste batiera por debajo al joven cancerbero teutón. El gol calmó los ánimos del respetable y templó al equipo camino de un descanso que debía servir para recapacitar a los jugadores, pero sobre todo a un Carreras que apuesta por jugadores de poca velocidad y el equipo no tiene ritmo.
La segunda parte inició marcada por las numerosas faltas que hacía el Mallorca. Cualquier acción del Real Zaragoza era cortada con falta por parte del equipo balear. El partido estaba muy trabado y las acciones en las dos áreas escaseaban. Pizarro Gómez permitía la dureza visitante y apenas había fútbol. Lo que no permitió fue las protestas de Aveldaño y lo expulsó quedando media hora de encuentro.
El partido se rompió en esta acción. El Zaragoza aprovechó la locura para marcar de nuevo en la estrategia y ponerse por delante con un jugador más. Vallejo volvió diez semanas después y Culio entró para dar poso al equipo en este partido nuevo que se había presentado en La Romareda.
El Mallorca creó más problemas de los previstos porque el Zaragoza es un manojo de nervios. No supo aprovechar esa superioridad y en el último minuto los baleares pudieron empatar. Arana envió a las nubes un cabezazo en boca de gol. Los tres puntos se quedaron en La Romareda, pero el equipo aragonés evidenció numerosas carencias.