La batuta de Eguaras

A ritmo del golpe de palillo de directores como Valeri, Barenboim o Claudio Adabbo han sido interpretados clásicos de Beethoven, Mozart, Verdi o Puccini. El Real Zaragoza cuenta con su particular director de orquesta: Íñigo Eguaras. Al son de las botas del navarro circula la pelota entre los jugadores blanquillos sobre el terreno de juego. En el partido frente al Numancia, el centrocampista realizó un total de 108 pases con un 89% de acierto. Palabras mayores.

El completo equipo de Natxo González bien podría formar una orquesta sinfónica. Últimamente, el juego de su Zaragoza está siendo auténtica música para el oído de la parroquia blanquilla. Ya sean de viento, cuerda o percusión, los jugadores hilan bien el sonido de su instrumento con el de sus compañeros. Febas, Buff, Borja... Hay muy buenos músicos y esta temporada la melodía es apetecible. Mucha culpa de ello la tiene Eguaras, batuta zaragocista y principal arma táctica de su técnico.
El centrocampista dirige y coordina, aunque para Natxo tenga todavía "mucho margen de mejora". Además, cuenta con una pareja de garantías en el eje como Alberto Zapater. Eguaras es esencial para el engranaje de los aragoneses. Rebasa líneas enemigas a través del pase con facilidad y es vital para poner pausa y desahogar el juego de su equipo. Situación que agradecen los laterales, como se pudo ver en el partido realizado por Alain Oyarzun. Juega lejos del área rival, lo que da un equilibrio con la línea de tres mediapuntas.
Esa falta de protagonismo en los pases clave o asistencias de gol le brinda poder elevarse como fundamental en la transición. No por ello es menos importante. 97 pases acertados de 108 contra el Numancia avalan su peso en el juego. Solo 11 pases errados durante 90 minutos. La medular del Zaragoza está compensada y cada vez es más fiable. Música, maestro.