El Zaragoza se deja medio tesoro en el camino

Un Real Zaragoza-Osasuna no es un partido cualquiera. La afición también lo sabía y en las gradas se pudo ver la mejor entrada en lo que va de temporada en La Romareda. La ocasión, el partido y el final de las Fiestas del Pilar, bien lo merecían. Y las cosas empezaron con ambiente de fiesta, pero conforme avanzó el partido las cosas se fueron torciendo. 

El partido comenzó con reservas por parte de ambos equipos. Los primeros minutos fueron de escrutar al rival. Mucha pizarra y pocos movimientos en falso. En esa batalla de estudio, el Real Zaragoza aguantó el tipo, aunque sí que es verdad que tuvo algún que otro desajuste defensivo. En los primeros minutos, de hecho, una falta de entendimiento entre Mikel y Delmás provocó que David Rodríguez estrellase un tipo que parecía inocente al larguero. Un susto que, por suerte, solo quedó en eso. 
Salvo ese bache -si se le puede considerar así- el Real Zaragoza realizó un partido magnífico. Sorteó la dureza de Osasuna a base de juego. Los rojillos, que en los primeros minutos hicieron amago de querer la posesión, poco a poco fueron cediendo terreno y esgrimieron otra táctica: la de los palos. Curiosamente, el árbitro sacó primero tarjeta a Mikel González, pero se la perdonó a Fran Mérida por una patada llena de dureza sobre la rodilla de Febas. 
Y es que el 'duende' de Almacellas volvió a sacarle brillo a la lámpara y combatió las patadas y los golpes con fútbol. Y esa táctica, la de querer jugar realmente al fútbol, le empezó a dar sus frutos al Real Zaragoza. Papu tuvo dos ocasiones claras que atajó con destreza Sergio Herrera. Buff también tuvo un disparo lejano. Y la banda izquierda, con Febas y Alaín, también colocaron en el corazón del área balones peligrosos.
Finalmente, la recompensa en forma de gol llegaría al borde del descanso. Eso que llaman gol psicológico. Tras una buena ocasión por el costado derecho, Buff recuperó el balón y se internó en el área para probar fuerte. Por su camino se cruzó Fran Mérida que le derribo con una zancadilla clarísima. Ni Mérida protestó la pena máxima. Borja Iglesias asumía lar responsabilidad y no fallaba. Marcaba el 1-0 y el delirio, en esas gradas llenas, llegó justo antes del momento del bocadillo. 

Mal menor

Tras el paso por vestuarios el Osasuna salió más decidido a por el gol. Se olvidó de enturbiar el partido y comenzó a combinar con sus jugadores de arriba. De hecho, al poco de empezar, Fran Mérida le puso un gran balón a Quique que disparó timidamente para que Cristian parase sin mayores problemas. Sin embargo, el Zaragoza no se arrugó. Sabía que partido le esperaba y mantuvo el tipo y el temporal esos primeros minutos. 
Sorprendió que el primer cambio de Natxo fuera quitar a Febas y meter a Pombo. Más, después de que el canterano haya estado unas semanas en la 'nevera'. Mientras, Osasuna hacía sus tres cambios casi de golpe. Los dos primeros, planeados, el último improvisado, por la lesión de Lucas Torró. Con todas sus piezas movidas, los rojillos seguían llegando, pero pareció perder algo del 'punch' que enseñó en los primeros 10 minutos. 
Cristian Álvarez también tuvo su parte de protagonismo en frenar a Osasuna. Una semana más, el argentino salvó una ocasión de las muy peligrosas a Mateo. Más adelante sacaría un disparo de falta de Roberto Torres, pero en ese córner Oier le ganaría la posición a Zapater para poner el empate a uno y sacar a escena un partido nuevo en el que el Real Zaragoza no estaba demasiado fino. 
En un partido de ida y vuelta, el conjunto blanquillo también dispuso de sus ocasiones. La más clara la tuvo Raúl Guti, que puso un balón al corazón del área... pero no con la suficiente puntería. En esa jugada de locura, Pombo terminó siendo expulsado después de que Osasuna despejase y en la salida, Pombo pisase a Fran Mérida. Una roja directa demasiado exagerada, ya que el jugador en ningún momento tenía la intención de pisar al jugador rojillo. 
La semana fantástica del Real Zaragoza se ha quedado en 7 puntos de 9 posibles. No se pudieron terminar con toda la alegría posible las Fiestas del Pilar, pero el balance no es en absoluto negativo. Ahora toca pensar en Sevilla.