El encuentro copero frente al Valencia dejó una buenas noticias en el seno del Real Zaragoza más allá de un resultado que se antoja excesivo a los méritos de ambos conjuntos. El equipo aragonés estuvo a la altura de la cita y fue capaz de dominar el partido y jugarle de tú a tú a los valencianistas, un equipo, en principio, muy superior.
Pese a que ambos conjuntos tiraron de jugadores poco habituales en sus respectivas alineaciones, los che mantenían un nivel notablemente mayor al del Real Zaragoza, algo que sin embargo, no se mostró sobre el tapete. En buena medida la razón estuvo en la buena línea mostrada por los aragoneses, y digo bien, pues algunos de los nombres más destacados en el equipo de Natxo González fueron los canteranos Lasure, Pombo, Delmás o Guti.
De entre todos destaca la figura de este último, Raúl Guti. El centrocampista blanquillo es una apuesta personal del técnico vasco, que ha confiado en él desde la pretemporada y no duda en darle minutos cuando sea necesario. Una situación a la que el jugador responde con total solvencia, como se pudo ver en el partido ante el Valencia. Guti fue de lo mejor de un buen Real Zaragoza y pareció multiplicarse en el campo. Puso pausa, se mostró activo en defensa y llevó la manija del equipo cuando fue necesario, llegando incluso a mandar en solitario en el centro del campo tras la marcha de Alberto Zapater.
Una gran noche para Guti, que más que llamar a la puerta del primer equipo, la ha derrumbado por la fuerza de sus actuaciones, mostrando un nivel de juego que puede llevarle sin tardar demasiado a convertirse en un fijo en los planes del técnico.