El zaragocismo va de lección en lección. En pocas horas agotó las 414 entradas que el Numancia le cedió al Real Zaragoza y esos afortunados, desde la esquina en la que estaban ubicados en el estadio de Los Pajaritos, silenciaron durante gran parte de los 90 minutos a los aficionados locales. Eran 414, pero parecían miles.
Antes de todo esto, ya le dieron a sus jugadores un gran impulso cuando los recibieron en la puerta del estadio con bengalas y al grito de "volveremos, volveremos, volveremos a Primera, volveremos otra vez". Después, se dejaron la garganta para ayudar a los suyos a lograr una victoria que no llegó, pero eso no importó porque su aliento hizo que el Real Zaragoza se llevara un valioso empate para La Romareda.
A la conclusión del enfrentamiento, toda la plantilla se acercó a su grada para agradecerles ese incansable apoyo y conjurarse juntos para el duelo del sábado en el estadio blanquillo, que dictará sentencia en esta apasionante eliminatoria de ascenso a Primera.