El Real Zaragoza se pudo ir ganando al descanso y con superioridad numérica. Tras un inicio de encuentro espectacular, solo Papu puso contra las cuerdas a la defensa del Numancia. En una de estas acciones, la interpretación del trencilla Gorostegui Fernández-Ortega condicionó el desarrollo del partido. Sacó tarjeta a Papunasvili en un penalti de libro al georgiano.
Corría el minuto 40, justo antes del descanso, cuando el partido pudo dar un giro de 180º. Controlaba más el Numancia, que con una presión organizada desbarataba el juego de los de Natxo González. Papunashvili se aprovechaba de los movimientos de Pombo y Borja para poner en aprietos a la defensa rival. En uno de sus regates, Gutiérrez cayó en la trampa y le puso la pierna al georgiano cortando su progresión. Penalti y tarjeta amarilla, de reglamento.
Sin embargo, Gorostegui Fernández interpretó que el mediapunta georgiano le había querido engañar. No se lo pensó dos veces. El árbitro fue corriendo hacia Papu y le mostró tarjeta amarilla interpretando un piscinazo. Todo pudo cambiar en esta decisión, ya que si Gorostegui hubiera tomado la correcta, el Zaragoza se podría haber ido por delante al descanso -si hubiera marcado el penalti, claro- y además, el defensa rojillo tendría que haber sido expulsado porque era su segunda amarilla.