Hasta que no se acabe el mercado nadie está tranquilo. Los últimos coletazos sitúan a Simone Grippo como una pieza codiciada. El efecto dominó que puede haber con el tema de los centrales en las horas finales del plazo de inscripción ha colocado en el escaparate al ítalo-suizo. Su temporada no ha pasado desapercibida. Hay varios clubes que han preguntado por él, pero el Zaragoza se remite a su cláusula.
Todavía hay muchos equipos que no han cerrado su plantilla. Tanto en Primera como en Segunda división. Los directores deportivos matizan sus plantillas y los más poderosos van a por todas. Hay escasez de centrales y el nombre de Grippo está ahí. En primera línea del escaparate. El defensor suizo gusta, y mucho, a clubes de primera línea en la LaLiga 1|2|3. Su buen año ha llamado la atención de muchos responsables técnicos y entrenadores.
Diferentes intermediarios han sondeado indirectamente los parámetros de su salida. El jugador tiene una ficha asequible en torno a los 300.000 euros y una oferta suculenta podría seducir al Zaragoza. Pero el club aragonés no se anda con tonterías y se remite a su cláusula de rescisión. La cantidad establecida para comprar su libertar está cercana a los 4 millones. Ahí no llega nadie.
Grippo llegó el pasado verano al club zaragocista. Fue una apuesta de Lalo Arantegui tras seguirlo durante mucho tiempo en la liga suiza. Vino con la carta de libertad y se firmó un compromiso de tres temporadas. El rendimiento del central ha sido muy satisfactorio. Tan sólo las lesiones le han impedido jugar más y a un nivel todavía mejor. Tuvo competencia en su puesto, pero el preferido de Natxo González.
Así las cosas, el Zaragoza será tajante a la hora de negociar por Grippo si llegara el caso. Apenas hay tiempo de reacción y está muy bien considerado en el club. Los cantos de sirena no cesarán hasta el cierre del mercado ante un jugador que se ha revalorizado. Y mucho.