Se cumplen 24 años del partidazo en el Camp Nou
Este 30 de agosto es una fecha señalada para el zaragocismo. Se cumplen 24 años de una cita para el recuerdo, no por la consecución de un título para el Real Zaragoza, ya que los blanquillos terminaron perdiendo la Supercopa de España ante el Barcelona. Pero todo el mundo recordará aquel gran triunfo en el partido de vuelta en el Camp Nou por 4-5, pese a la derrota en la ida en La Romareda 0-2.
El Zaragoza se enfentaba, en aquel verano de 1994, al Barcelona en la final de la Supercopa de España a doble partido. El primero de ellos citaba a ambos conjuntos en La Romareda.
El resultado final de 0-2 dejaba la final muy decantada para los blaugranas, merced a los tantos de Stoichkov y Guillermo Amor, que formaban parte de un equipo plagado de estrellas.
Partido de vuelta
La remontada en el Camp Nou se antojaba muy complicada y no se produjo, pero los allí presentes y la afición blanquilla pudieron disfrutar de un encuentro para la historia, una victoria ante un auténtico equipazo por cuatro tantos a cinco que despertaron el orgullo de todo el zaragocismo.
Cedrún; Belsué, Solana, Xavi Aguado, Fernando Cáceres; Geli, Pardeza, Santi Aragón, Esnáider, Gustavo Poyet e Higuera formaban el once inicial de aquel Zaragoza para el recuerdo, dirigido desde el banquillo por Víctor Fernández.
Belsué adelantó muy pronto a los aragoneses, que soñaban con la remontada, pero Txiki Begiristain devolvió las tablas al marcador. En apenas dos minutos y todavía en la primera parte, Esnáider e Higuera dieron la vuelta a la eliminatoria y con el 1-3 el partido se marchó al descanso.
Pero en la segunda parte, un doblete de Stoichkov devolvía la realidad al Camp Nou. De nuevo Higuera puso el 3-4 y Begiristain la igualada en la recta final. Higuera completó su hat-trick con un tanto en el 89' que permitió soñar hasta el final con levantar el trofeo, pero no pudo ser.
De aquella cita no existe un trofeo en las vitrinas de La Romareda, pero si un grato recuerdo de una noche en la que todos los zaragocistas soñaron y se marcharon a la cama orgullosos de su equipo.